El candidato de IU, Andrés Ocaña, compareció «tocado» por los resultados: el desplome de IU de 11 ediles a 4; la irrupción de Unión Cordobesa a costa de la propia coalición y la mayoría absoluta del PP que arrebata precisamente el bastón de mando a la formación de izquierdas.
Ocaña eludió análisis profundos sobre lo sucedido, aunque rezumaba el desgarro de quien ve que el populista Rafael Gómez obtenía cinco actas de concejal «pescando» en sus «caladeros» rojos. «Barrios que siempre han confiado en IU en esta ocasión lo han hecho en los sueños, en lo imposible y en algunos casos en lo ilegal», sentenció, dolorido, y en clara alusión a Unión Cordobesa. «Es muy fácil en momentos de crisis ganar el apoyo de las personas en el límite de la desesperación. La demagogia y el populismo siempre están ahí», se lamentó de nuevo.
Y evidenció su consternación con un caso práctico. Recordó que en El Higuerón la formación de Gómez les superó, pese a que en las inundaciones «estuvimos allí refiriéndose a la labor del Consistorio con barro de las orejas a los pies». «Hay cosas que no se explican en la vida», sentenció.
Pese al hundimiento absoluto del respaldo obtenido por la formación de izquierdas, Ocaña sostuvo que no había habido un voto de castigo de la ciudadanía a la labor de IU en Capitulares. Por el contrario, defendió que el trabajo de su partido en el Consistorio ha sido «muy bueno». Y no pudo evitar un reproche a los votantes: «Estos años han sido en los que más esfuerzos se han dedicado a esos barrios que no nos han correspondido con apoyo electoral».
También pasó de puntillas sobre si la marcha de Rosa Aguilar fue un factor del batacazo experimentado: «Ella no pinta nada. Esto ha sido una derrota sin paliativos de IU».
Pero, alguna razón debía dar para haber obtenido unos resultados «malísimos y no esperados». «Asumo total y absolutamente el descalabro. No se le puede trasladar a mi organización», reflexionó. Sostuvo que su partido había hecho todos los «esfuerzos» necesarios. «Lo que ha fallado sin duda será el candidato», aseguró arrogándose toda la responsabilidad del desplome. Y, al mismo tiempo, anunciaba que, una vez que concluya el periodo de transición hacia el nuevo Ayuntamiento, dejará la política activa. Algo que había anunciado que haría si no repetía como alcalde. «Ya lo había dicho y más con estos resultados», rememoró.
No le falló la vertiente institucional y felicitó al PP «por su victoria». Pero, luego, volvió a enfilar hacia la formación de Gómez. A su juicio, el elemento «más importante» de la noche electoral era que para IU era «mejor» entregarle el relevo en la Alcaldía a «un partido vinculado a la democracia» que a otra «opción que ha irrumpido de manera evidente en Capitulares».
Y reiteró que lo más relevante es que, gracias a la mayoría absoluta, habrá un «gobierno estable», que, a su juicio, es «lo importante» en estos «momentos críticos, aunque no compartamos las recetas» del PP. O sea, que, traducido, no quería ver de ninguna manera a Unión Cordobesa siendo una formación decisiva en un escenario en el que los populares hubieran tenido que dirigir Capitulares con mayoría simple.
