Día de familia, vermú y urnas

La normalidad fue la nota predominante en la jornada electoral de ayer, correspondiente con las novenas elecciones municipales y la octava convocatoria de los comicios autonómicos. Animados por el buen tiempo, las familias fueron las grandes protagonistas del día, cuyos integrantes en muchos casos, acudieron unidos a depositar su papeleta en las urnas antes o después de darse un paseo matutino y tomar el vermú. Incluso hubo niños que, tras insistir a sus padres y abuelos, fueron ellos mismos quienes depositaron el voto (se trata de los primeros comicios donde los votantes introducen ellos mismos la papeleta y no lo hacen los integrantes de la mesa).

Así, a lo largo de la mañana los únicos incidentes reseñables fueron los infartos sufridos por el alcade de Toreno y candidato a la reelección, Pedro Muñoz, integrante también de la candidatura autonómica del PP por León, quien desde ayer se encuentra ingresado en la UVI del Hospital Comarcal de El Bierzo después de haber sufrido un infarto. En la misma provincia, un hombre de 66 años tuvo que ser trasladado en helicóptero medicalizado al Complejo Asistencial de la capital después de sufrir una insuficiencia respiratoria cuando se disponía a ejercer el derecho al voto en Villadangos del Páramo.

Como es habitual, el grueso de los votantes se agolpó en las urnas a partir del mediodía, muchos de ellos tras salir de la misa de 12 o 13 —precisamente en la iglesia de San Martín de Valladolid era día de confirmaciones—, y algunos pensando más en el pincho que se iban a tomar tras depositar su voto. Pasadas las dos de la tarde se acercaba al CP María Teresa Íñigo de Toro la única votante ciega registrada en una mesa —se trata de la primera vez en que se utiliza el braille en los comicios autonómicos, si bien en las municipales no se puede por la multiplicidad de candidaturas—, informa Ical. Un ejemplo de que las personas con algún tipo de discapacidad cada vez tienen más garantizados sus derechos, como también pudo comprobar un ciudadano sordomudo al que le tocó ser presidente de una mesa electoral en Burgos y que ejerció su responsabilidad con ayuda de un intérprete de signos.

Aunque no hubo muchas anécdotas, sí de todos los colores. En el consistorio de Valdepiélago (León) un octogenario se mostró mediodesnudo ante su colegio electoral como protesta por no figurar en el censo electoral —había sido eleminado de él junto a otras 38 personas—. El anciano desisitió de su protesta cuando la Guardia Civil se personó en el lugar. Mientras, en Tordesillas (Valladolid) un enfermo en estado grave pidió una ambulancia para ir a votar a un colegio, después de que le dijera a su hija que esto era «lo último que quería hacer, si le pasaba algo». Más alegre fue la anecdóta ocurrida en Fuentidueña (Segovia), donde una pareja de recien casados volvía horas después al escenario donde se celebró su boda para ejercer su derecho al voto. Además, el responsable de casar a la pareja fue precisamente el padre de ella, alcalde de la localidad.

En cuanto a los actos vandálicos, los únicos reseñables se registraron en Palencia, donde 19 de los 41 colegios electorales de la capital amanecieron con las cerraduras bloqueadas con silicona y palillos, aunque a las 9.00 horas todos pudieron abrir sus puertas. También hubo algún colegio que tuvoe que retrasar las votaciones por carecer de urnas y de algunas papeletas, como en el caso de los centros de Armunia y Oteruelo, en León.