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Obama aprende español con la Biblia

Reconoce la influencia política de la lengua española y el poder creciente de lo hispano

ANNA GRAU

La tarea que se ha propuesto Barack Obama —asegurarse el voto latino que obtuvo en 2008 y ganar 500.000 votos más— no es fácil porque la población hispana está descontenta del «Yes, we can» y de la reforma migratoria que se le prometió pero no se ha realizado. Pero Obama es un hombre de fe. Esta semana lo ha demostrado asistiendo en Washington al Desayuno Hispano de la Oración, donde recibió como obsequio una Biblia bilingüe, en español y en inglés. El presidente prometió usarla para rezar y para «mejorar mi español».

Aunque los censos en Estados Unidos siempre son opinables, los «latinos» son en este momento el 16 por ciento de la población. No todos pueden votar pero los que sí pueden son la clave para ganar en estados tan estratégicos como Florida, Nevada, Nuevo México, Colorado, Carolina del Norte y Virginia, por citar solo aquellos en los que Obama se impuso en 2008. Fue derrotado en los estados de voto hispano significativo de Texas, Arizona y Georgia.

Dos tercios de los hispanos estadounidenses son católicos romanos, la religión predominante entre ellos. Luego hay aproximadamente un 15 por ciento de protestantes evangélicos. Son votantes complicados porque por un lado sus inquietudes migratorias les predisponen a votar demócrata, pero sus ideas y valores en lo familiar (por ejemplo, están mayoritariamente contra el aborto) pueden acercarles a opciones más conservadoras. Por otro lado hay un caudal de futuro voto hispano muy joven, accesible vía internet.

Ante una audiencia de destacados líderes políticos y sociales hispanos que se habían reunido para desayunar y orar juntos y para escucharle, Obama recordó su reciente viaje a la frontera entre Texas y México y se presentó como un presidente comprometido con la reforma inmigratoria, entre otras cosas, «por imperativo moral». «Somos un país de ciudadanos y de leyes», recordó, evocando los orígenes multiétnicos de Estados Unidos y citando el Deuteronomio para invocar la tolerancia hacia el extranjero. El presidente culpó a los republicanos de que no se haya podido aprobar una ley que endurezca la vigilancia de las fronteras pero suavice la situación de los inmigrantes que ya llevan muchos años en Estados Unidos, aunque entraran ilegalmente, y sobre todo la situación de sus hijos ya nacidos en el país.

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