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VERLAS VENIR

La boda de Albiol

JUAN ZUMALDE

HAY una suerte de escándalo recorriendo la ciudad de Valencia porque una empresa que se dedica a, entre otras cosas, alquilar espacios, ha alquilado un espacio. La cosa no tendría mayor importancia si no fuera por el hecho de que se ha convertido en un «hit» mediático —por lo menos durante el día de ayer— en el tema preferido de algunos políticos de la ciudad.

Pues eso, que será cosa de preocuparse cuando el Valencia juegue al fútbol o cuando un político haga política o, ya sería el colmo, cuando un maestro enseñe a los niños.

Por clarificar, el futbolista del Real Madrid Raúl Albiol ha alquilado el Palau de las Arts para su boda. Y se ha montado un lío de mil demonios porque a muchos periodistas y políticos les ha parecido fatal. Dicen que la instalación es para la ópera y todo eso. Pues vale.

Yo, personalmente, he ido muchas veces al Palau de las Arts. Pero nunca a la ópera. La salud (de mi economía) me lo impide. He ido, recuerdo, a una reunión del Instituto de Empresa Familiar. He acudido a alguna entrega de premios de algún medio de comunicación. En fin, a diversos actos en los que una empresa (X) contacta con un alquilador de suelo (Palau de las Arts) y pide un presupuesto para realizar un evento (cualquier cosa menos ópera) en la instalación. Tras acordar los espacios a utilizar, los servicios a contratar y el precio a pagar, se firma un contrato y se lleva a cabo el negocio.

Pero hay a quien no le gusta. Ya me gustaría a mi saber qué diría el político que ahora pone a parir el tema de la boda de Albiol, si el Palau le negara el alquiler de una sala para un acto de su partido porque, no nos engañemos, aunque su partido cante, ópera, lo que es ópera, no es. Pondría el grito en el cielo con alusiones a la libertad de empresa y el uso partidista de la instalación que en ese momento sería, seguro, de todos los valencianos.

Y aún les digo otra cosa. Ese mismo político sería el primero que cuando el Palau presentara algún déficit lo pondría a parir por ser una empresa incapaz de generar ingresos. Alguien le podría decir entonces: pero si usted no nos deja alquilar nuestro espacio según para qué usos. Y el contestaría con un democrático: no me cambie de tema, y haga el favor de no ser un lastre para todos los valencianos.

Todo este discurso se lo pueden aplicar a los medios de comunicación que defiendan la necesidad de que el Palau se dedique a la ópera de manera exclusiva. Estoy seguro que estos medios solo aceptarán una excepción, vinculada con su propia necesidad de utilizar el Palau. En fin, que estamos en campaña y está claro que ahora, más que nunca, cualquier cosa vale para poner a bajar de un burro al de enfrente. Lo que ocurre es que con un futbolista y una boda de por medio, pues la verdad es que es vistoso el tema y se lo han puesto fácil.

Una última reflexión. Digo yo que estos políticos tan críticos con la boda del Palau no irán a celebrar mitin alguno esta campaña en una plaza de toros. ¿Cómo? Pues si lo hacen, que les echen un toro para que el espectáculo justifique la ocupación de la plaza.

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