Jacinto Gómez, de Rayuela_Premio Max al Espectáculo Revelación
«La cultura es una industria verde que además enriquece el espíritu del hombre»
La compañía vallisoletana recibe el galardón nacional por su adaptación teatral de la película de Lars von Trier «Dogville»
—¿Una sorpresa el Premio Max al Mejor Espectáculo Revelación?
—Una sorpresa deseada en el tiempo. Es la quinta vez que optábamos al galardón, pero creo que ha llegado en el momento justo, cuando de verdad lo merecíamos.
—¿Cómo surge el proyecto de adaptar a la escena la película «Dogville» de Lars von Trier?
—La Fundación Siglo, a propuesta de Calixto Bieito como director del Fàcyl, sacó a concurso para que los grupos de Castilla y León adaptasen «Dogville». Se presentaron tres propuestas y eligió la nuestra.
—Bieito es una figura internacional del teatro y la ópera. ¿No les entró escalofríos el encargo?
—No le conocíamos personalmente, aunque somos seguidores de su trabajo. Cuando supimos de su propuesta no lo dudamos un instante. El proyecto nos ha servido para saber cómo trabaja y de algún modo nos ha afinado nuestro punto de vista sobre el teatro.
—¿Intervino en el montaje?
—En absoluto. En ningún momento nos tuteló. De hecho, sólo dos días antes vio el resultado y nos sugirió elevar a la banda de música para verla mejor. Nada más.
—Sin desmerecer el trabajo de Nina Reglero como directora de escena y del elenco de actores y técnicos, la producción, de la que se encarga usted, debió suponer todo un reto. Cuéntenos.
—Lo fue, pero compartí la tarea con Carlos Tapia. Tuvimos exactamente dos meses para estrenar el 10 de junio del año pasado en Salamanca. Hubo que pedir los derechos de traducción, traducir la adaptación de Christian Lollike del inglés al español en cuatro días, hacer todo el proyecto escenográfico, seleccionar a los actores y ensayar.
—La película de Lars von Trier ya tiene una componente teatral muy marcada ¿Han apagado el televisor para no ver el filme?
—Literalmente hemos huido de la película. Trabajamos con las nuevas tecnologías, los audiovisuales, pero en «Dogville» el reto era situar en el escenario los caracteres de los personajes y hacerlo en un espacio próximo a lo nuestro como es la minería. Por ello, el gran decorado del montaje se llenó de cosas personales que aparecen y desaparece desde la altura frente a lo público que están en el suelo.
—¿Espera que el premio no se quede en una anécdota y sirva para reivindicar el teatro de Castilla y León en su justa medida?
<—Debe servir para dar un empujón, como ya lo hicieron antes los premios a Corsario, María Parrato y Zanguago. Los políticos deben darse cuenta de que la cultura es una industria y un signo de identidad para la región. Además de una industria verde porque que no genera residuos y enriquece el espíritu del ser humano.
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