pacto psoe-pnv
El aval a Bildu salva el idilio entre Zapatero y Urkullu
El líder del PNV «jugó» primero a conseguir competencias para el País Vasco a cambio de su apoyo a las cuentas del Estado. Supeditó luego su respaldo a la decisión sobre la lista abertzale, cuyo aval le devuelve ahora a la posición de partida
El PNV le salvó el último año de legislatura al presidente del Gobierno. El pasado septiembre, cuando hervían los rumores y las tesis sobre un posible adelanto de las elecciones generales si José Luis Rodríguez Zapatero no lograba sacar adelante sus penúltimos presupuestos generales del Estado, la formación presidida por Iñigo Urkullu pidió cesiones por valor de más de 400 millones de euros a cambio de su «sí» en el Parlamento. Y el pacto PNV-PSOE se fraguó. El Ejecutivo, que se encontraba muy debilitado los últimos meses de gobierno y de medidas impopulares para ajustar el déficit público, lograba encarar el tramo final de su segundo mandato «tocado», pero no hundido. Así que los peneuvistas lograban esfumar, de un plumazo, las elucubraciones sobre un cambio de color en el Gobierno de la Nación. En ese pacto había concesiones de magnitud económica, como la transferencia de la competencia activa de Empleo a la Comunidad vasca, si bien Urkullu recalcó que se contemplaban todo tipo de iniciativas para garantizar la «normalización política y económica» y la estabilización en el País Vasco. El acuerdo ponía entre las cuerdas al lendakari socialista Patxi López, que ya había defendido la normalización democrática merced al acuerdo de gobierno forjado con el PP de Antonio Basagoiti. Urkullu se guardó otra carta bajo la manga . Cuando los Ministerios de Justicia e Interior y sus representantes avalaron este mes de abril que los proetarras de Sortu y Bildu no hacían sino seguir las estelas de las marcas batasunas de ayer, hoy y siempre, el líder del PNV se desmarcó como un resorte y amenazó al Gobierno de Zapatero con que si la coalición electoral formada por EA, Alternativa e independientes de la izqueirda abertzale no estaba en las elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo próximo, ese pacto-salvavidas de Zapatero se iba al traste. Rubalcaba se mostró contrario a los condicionantes de Urkullu, aunque advirtió el pasado viernes que le haría entrar en razón en la reunión que programaba para los días consecutivos .
Caminos paralelos de la judicatura y la política
Sin embargo, mientras esto transcurría en la arena política, en la judicial, el Supremo puso el veto hace cinco noches a las listas de Bildu e impugnó toda posibilidad de concurrir a los comicios. Quedaba un cartucho más: el recurso elevado por la coalición contra ese fallo al Tribunal Constitucional. Josu Erkoreka, portavoz del PNV, concedía una entrevista el martes a TVE donde no tenía remilgo en poner en tela de juicio la separación de poderes y apuntaba a que el Supremo había emitido un fallo marcado por la injerencia de los políticos. Transcurridas pocas horas, el propio Erkoreka «perfilaba» sus expresiones y decía que habían conseguido en una reunión con Zapatero y Rubalcaba «darse un margen de confianza» recíproco, peneuvistas a socialistas y viceversa. Paso atrás a las amenazas al Gobierno. Pocas horas antes de la decisión que finalmente tomó el Pleno del TC anoche , que bordeó el plazo tope porque a las 00.00 en punto comenzaba la campaña electoral, el presidente del EBB del PNV volvía a calentar los micrófonos y responsabilizaba por completo a PP y PSOE de la decisión que tomasen los jueces . Daba por sentado Urkullu que la determinación sería tomada en medio de fortísimas presiones políticas y en el marco de un TC bloqueado y profundamente dividido por ideología.
«Ahora se abre un mundo por construir»
No es casualidad que hoy, cuando ya se conoce que Bildu aspira a conseguir decenas de alcaldías en el País Vasco y Navarra, el presidente del PNV se haya declarado satisfecho en otra entrevista matutina y haya certificado que «hay una apuesta por la necesidad de un nuevo tiempo» en el País Vasco. La tesis del PNV, ha repetido como lo hiciese meses atrás, es trabajar por «una participación política plena» con la intención de alcanzar «la normalización, la convivencia democrática y política en Euskadi».
Respecto al futuro de la alianza parlamentaria con el PSOE de Zapatero, ha dicho que queda por verse cómo se cumplen «iniciativas pactada en el pasado» , pero que ante sí se abre «todo un mundo por construir» con el partido en el Ejecutivo.
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