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Ordenan la búsqueda del padre asesino de la familia de Nantes

Fuentes policiales revelan que no todas las víctimas fueron muertas a tiros

JJUAN PEDRO QUIÑONERO

CORRESPONSAL EN PARÍS

El fiscal del Tribunal de Nantes ha cursado una orden de búsqueda internacional sobre Xavier Dupont de Ligonnès (50 años) sospechoso de haber asesinado fríamente, a tiros, a su esposa y sus cuatro hijos —Agnès (48 años), Arthur (20 años), Thomas (18 años), Anne (16 años) y Benoît (13 años)— cuyos cadáveres parcialmente despedazados fueron enterrados «meticulosamente» en el jardín del último domicilio de la familia, en Nantes, tras un largo periplo familiar por una docena de lugares de residencia siempre transitoria.

Las autopsias han confirmado que la madre y los cuatro hijos fueron «ejecutados metódicamente», quizá mientras dormían. Fuentes policiales citadas por «Le Parisien» afirman que no todas las víctimas fueron asesinadas a tiros. Alguna pudo morir asfixiada. No hubo violencias, aparentemente. Un cuerpo, al menos, fue parcialmente despedazado: el descubrimiento de los cinco cadáveres comenzó cuando un perro desenterró un trozo de muslo femenino, mordisqueado por el animal.

Por el contrario, todos los testimonios parecen sugerir un asesinato frío y premeditado. Días antes de la desaparición de la familia, varios vecinos vieron que el padre compró municiones para un arma de fuego calibre 22 LF. Algo considerado poco «profesional» con un cierto «carácter inofensivo y lúdico», con efectos devastadores, según lo describe un especialista: «En la corta distancia, su poder de penetración hace que el proyectil una vez dentro del cuerpo describa una trayectoria errática e imprevisible, causando con ello unos destrozos internos considerables y a la vez mortales».

Sin rastro del sospechoso

Xavier Dupont de Ligonnès, el padre, fue visto por última vez en una pequeña localidad próxima de la Costa Azul, Roquebrune-sur-Argens (Var), el 15 abril. Su coche fue descubierto, abandonado, en el hotel donde el sospechoso había cenado, solo, el día antes. Apenas hay un rastro de utilización de una carta bancaria, para retirar treinta euros.

Ahora, las fuentes policiales dudan sobre el posible alcance de otra desaparición, una mujer de 50 años, cajera en un supermercado, Colette Deromme, domiciliada en Lorgues (Var), no lejos de Roquebrune-sur-Argens, otra pequeña ciudad, donde el sospechoso y su familia ya residieron en 2003.

¿Existe alguna relación entre la desaparición de Colette Deromme, la huida de Xavier Dupont de Ligonnès y el descubrimiento de los cadáveres de su esposa y sus cuatro hijos? Por los momentos, la Policía no desea prcipitarse.

Hasta ahora, entre lo poco que se ha confirmado es que un oficial de justicia se había presentado en el último domicilio familiar reclamando una deuda de unos 20.000 euros. Deuda quizá importante, para un padre de familia con ingresos poco claros. Sin embargo, magro motivo para «justificar» el asesinato de una esposa y cuatro hijos.

Queda el confuso rastro de las incoherencias que precedieron a la desaparición y la noche del crimen. El padre anunció que su esposa había sido hospitalizada, víctima de una gastroenteritis. La esposa anunció en el colegio de sus hijos menores un «largo viaje». La policía no duda de la «calculada premeditación» del crimen.

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