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El etarra que salió de la cueva

Tariego de Cerrato (Palencia), cuna de Troitiño, ve con asombro las andanzas del sanguinario pistolero de ETA

El etarra que salió de la cueva FERNANDO BLANCO

ISABEL JIMENO

Una cueva-casa horadada en el cerro del Castillo y hoy totalmente hundida es el lugar en el que, el 26 de junio de 1957, nacía Antonio Troitiño. Es casi lo único que queda en Tariego de Cerrato (Palencia) de quien con los años se convirtió en uno de los más sanguinarios terroristas de ETA. Y a aquel paraje en el que durante décadas vivieron un centenar de familias humildes hasta que al comienzo de los 60 fueron desalojadas por el riesgo de derrumbe se dirigen estos días quizá más miradas que nunca intentando recordar cómo era aquel chico ahora en busca y captura tras su temprana salida de la cárcel. Uno de los emblemas de la localidad y que forma parte indisoluble de su historia se ha convertido también, sin que ellos quisieran, en lugar de infausto recuerdo para los vecinos.

«¡Es que han pasado ya muchos años!», exclama un nonagenario vecino de Tariego de Cerrato mientras trata de recordar cuál era la cueva del «Gallego», como llamaban en el pueblo a Ramón, el padre de Troitiño, llegado desde Ferrol «cuando la Guerra». Era en la última hilera, en la parte más alta del cerro, desde donde se divisa buena parte de la comarca, donde la familia vivió «muchos años» antes de lograr una casa con mejores condiciones en Venta de Baños y emigrar después a San Sebastián, cuando el cabeza de familia encontró trabajo en una portería.

Antonio Troitiño era muy niño cuando dejó su lugar natal, por lo que al ver ahora su imagen, la mayoría no logra reconocerle y el parecido con sus progenitores se antoja complicado. Quizá porque el paso de la familia por el pueblo dejó buenos recuerdos cuesta imaginar que uno de los pequeños del «Gallego» y Salvadora, «la del tío Rábano», fuese capaz de escribir con el paso de los años una de las páginas más negras de España y ahora sea noticia porque con 22 asesinatos a sus espaldas sólo haya pasado 24 años entre rejas de los más de 2.700 de pena que se le impusieron.

«Los padres tan majos y ellos... Al marchar allí, al País Vasco, pues pasó...», lamenta una de las vecinas tratando de buscar una explicación que no acierta a encontrar. «¡Qué le vamos a hacer. Todos no somos iguales! Si sale un hijo torcido, salió...», exclama otro. «Los padres eran muy buenos. Ahora, los chicos no puedo decir», asegura alguien que conoció mucho a su progenitor, con quien trabajó en la fábrica de traviesas para las vías del tren mientras vivió en Tariego de Cerrato y Venta de Baños. «Era un hombre muy trabajador, honrado y una bella persona», coinciden en apuntar varios de los vecinos.

Son casi los únicos recuerdos que guardan de la estancia de los Troitiño-Arranz por Tariego. Aunque los abuelos maternos, llegados desde la localidad vallisoletana de Rábano —de ahí el apodo de «Rábanos»— y otros familiares también residieron en la localidad, ya no quedan parientes cercanos y ellos hace años que no pisan por allí. Eso sí, en cuanto escuchan Troitiño en las noticias, la asociación es rápida hacia quienes un día fueron sus vecinos de las cuevas.

Petición del juzgado

Los vecinos lamentan que el nombre de alguien tan sanguinario y que se fue hace tanto tiempo del pueblo dirija ahora de nuevo el foco de atención a Tariego de Cerrato. Pero es que hay algo que jamás podrá desligar a Troitiño de este pueblo palentino. Aquí nació, en la cueva-casa de la familia de calle del Castillo, como atestigua la hoja del Registro Civil que conserva el Ayuntamiento con la inscripción del entonces nuevo vecino: Antonio Troitiño Arranz, hijo de Ramón, trabajador de Renfe y natural de Ferrol, y Salvadora, dedicada a «sus labores» y procedente de Rábano. Vino al mundo a las 11 del 26 de junio de 1957 y cuatro días después fue escrito en el tomo que ha vuelto a abrirse por esa página en más de una ocasión. Lo hizo seguro el 12 de febrero de 1987. Una nota al margen apunta la orden del juzgado de Instrucción número 4 de Madrid reclamando un certificado de nacimiento de quien el 16 de enero de ese año fue detenido en Madrid con 22 asesinatos en su historial delictivo y tan sólo 30 años de edad.

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