Los derechos de autor amargan la Pascua a los pasteleros
Este año el gremio pastelero va con cautela para no cometer delitos contra la propiedad industrial
ANA LUISA ISLAS
Los derechos de autor no perdonan, ni siquiera cuando se trata de hacerle la vida más dulce a los barceloneses. Primero fueron los peluqueros, después los restaurantes, los bares y los locales de ocio, y hace menos de un mes, las escuelas también recibieron la ... invitación a pagar por una licencia para exhibir cualquier vídeo o DVD. Ahora es el turno de los chocolateros.
La amenaza de denuncias e incautaciones de monas de chocolate ha puesto en alerta a los pasteleros. Algunos, por miedo a que se aplique «todo el peso de la ley», han retrasado e incluso suspendido la producción de piezas que hagan referencia al FC Barcelona o a cualquier otra marca registrada. Desde hace varios años, la reproducción de diseños y dibujos registrados ha sido una constante entre los pasteleros artesanos que elaboran sus propias monas de chocolate cada Pascua. Al hacerlo, muchos sin saberlo, cometen un delito en contra de la propiedad industrial, pues lo hacen sin el permiso de los dueños de los derechos.
La Guardia Civil incautó hace un mes 2.066 monas de Pascua valoradas en 69.213 euros
Hace poco más de un mes la Guardia Civil incautó 2.066 monas de Pascua, valoradas en 69.213 euros, que se reproducían sin autorización de marcas, de jugadores de fútbol y personajes de animación. Se intervinieron dos establecimientos de los cuales se extrajeron las piezas de chocolate y 943 moldes con los que habían sido fabricadas. La Guardia Civil realizó esta operación tras una denuncia del equipo azulgrana. A partir de esta actuación, algunos chocolateros han decidido suspender la producción de las monas de Bob Esponja y otros personajes, los más solicitados por los niños, para evitarse cualquier problema legal. En La Bolet, en Sarrià, así como en otros pequeños comercios a lo largo y ancho de la ciudad, se han concentrado en la elaboración de gallinas y otros animales, así como temas propios, para no remover más las aguas turbias. Por si acaso.
No habrá persecución
Por contra, Christian Escribà, al frente de la famosa casa barcelonesa, explica que ellos, como todos los años, están preparando la producción de piezas únicas de personajes de dibujos animados y fútbol. «Siempre hemos hecho esas temáticas. No creo que a nosotros nos hagan pagar, porque hacemos muy pocas piezas y no las vendemos a terceros», dice Escribà. El chocolatero sospecha que el problema surgió porque los grandes productores, como aquellos a los que les incautaron las monas hace un mes, además de ofrecer sus productos a pequeñas pastelerías entraron a grandes superficies y supermercados, lo que molestó a quienes pagan por los derechos de reproducción de marcas como la del Barça. Como Escribà, Farga, Mauri y otras casas grandes no comparten la cautela y en las próximas dos semanas las monas de dibujos animados y equipos deportivos aparecerán en sus vitrinas.
Fuentes policiales aseguran que no se dedicarán a hacer una cacería por las chocolaterías
Desde el club de fútbol explican que su denuncia no busca perseguir a los artesanos chocolateros, sino al industrial que se lucra a gran escala con algo por lo que no pagó licencia . Ellos cuentan con tres licenciatarios, uno que elabora huevos con el escudo, otro que hace muñecos para monas y uno más que hace obleas.
Escribà explica que en caso de que se les exija a raja tabla cumplir la ley, ellos simplemente dejarán de hacer las aproximadamente 450 monas. «Las hago porque hay un público que las pide, pero si llegase un momento en que las multinacionales nos pidieran dinero por ellas, yo dejo de hacerlas», explica. Este diario intentó hablar con el Gremio de Pastelería de Barcelona, pero rehusaron a hacer una declaración oficial. Por su parte, desde la Guardia Civil se asegura que ellos no se dedicarán a hacer una cacería por todas las chocolaterías de Barcelona, como tampoco tocarán en la puerta de las escuelas para ver si han pasado o no 10 minutos de la película de «Cenicienta». Aún así, explican que «para comercializar un producto que tiene unos derechos registrados, se ha de contar con la autorización del dueño de los derechos».
Así las cosas, las pequeñas pastelerías deberían estar tranquilas porque no habrá una «cacería de brujas». Con todo, sugerir a los pasteleros que sigan actuando como siempre es en realidad sugerirles que sigan infringiendo la ley, aunque sea a pequeña escala.
Si el cumplimiento de los derechos de autor y la propiedad intelectual e industrial sigue endureciéndose, las piernas de Messi o la prodigiosa cabeza de Puyol seguirán aumentando de valor, no solamente en carne y hueso, sino también en chocolate.
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