PORTADA
Otra oportunidad
MAITE CONESA
Conservar el patrimonio audiovisual de Castilla y León ha sido el objetivo principal de la Filmoteca desde que abrió sus puertas en 1991. El cine y la fotografía se convirtieron desde entonces, para la administración autonómica, en nuevos territorios a explorar, conservar y difundir por ... derecho propio. No como apéndices, bajo el epígrafe genérico de materiales especiales, de los fondos de los archivos históricos y las bibliotecas donde compartir el paso del tiempo con legajos e incunables, con mapas y grabados. Ni como incómodos acompañantes de este viaje en sus estanterías, por las características de conservación de sus materiales y contenidos. Y se buscó, desde las competencias públicas, un espacio dedicado a la imagen, a su conservación y estudio, como un merecido tributo al siglo XX, su siglo, que la incorporó como una manifestación indispensable en su modo de entender el mundo y reflejarlo.
La Filmoteca regional se ha enriquecido desde el principio al proteger la fotografía
Tres cosas son fundamentales en el diseño y la trayectoria de la Filmoteca que ahora cumple veinte años. La colaboración institucional, continua y decidida entre la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento y la Diputación de Salamanca desde los primeros pasos para su apertura y la firma del convenio de creación; el diseño inicial de la Filmoteca, enriquecido por todo el equipo que ha trabajado desde sus primeros días, al atraer, al proteger bajo este término también a la fotografía, no sólo a las manifestaciones audiovisuales en cualquier soporte; y la confianza, generosa con la sociedad y eficaz en el compromiso de guardar el legado familiar, de los propietarios y herederos, en la mayoría de los casos, de las colecciones que forman su fondo. Son ellos, quienes al suscribir un acuerdo de depósito con la institución, han hecho posible que hoy existan cinco millones de imágenes —negativos, positivos y copias—, en un centro público para su conservación, su estudio y consulta por los ciudadanos que decidan a acudir a sus instalaciones.
Pública y privada
En el acto de inauguración se anunció y formalizó la llegada de los primeros archivos. Dos importantes aportaciones procedentes, una de la esfera pública, con la decisión del Ayuntamiento de la ciudad de entregar el trabajo de la saga fotográfica de los Gombau, y otra de la privada, cuando el propio José Núñez Larraz, quien poco tiempo después recibió el Premio Castilla y León de las Artes, quiso mantener reunido su legado en esta institución que entonces daba sus primeros pasos. A ellos se sumaron de manera continua en estos años los negativos de los fotógrafos profesionales con estudio o gabinete abierto desde el comienzo del siglo XX en las ciudades de la comunidad. Los Carvajal, en Valladolid; los Mayoral, en Ávila; los Unturbe, en Segovia; Foto Duero y Quintas en Zamora o Cándido Ansede, en Salamanca. También los fotógrafos que, sin un negocio abierto como profesionales, estuvieron vinculados a la tecnología fotográfica emergente en las últimas décadas del XIX desde sus comercios, como Luis González de la Huebra o Francisco Lorenzo, óptico y con laboratorio propio en León ya en la segunda década del siglo XX. O los fotógrafos que, con los útiles de revelado en sus casas o a cuestas, en un remedo contemporáneo de los pioneros de la imagen, recorrieron un mismo territorio durante décadas, como Otilo Vega en Tierra de Campos, en Zamora. O los fotógrafos de prensa más recientes, como Ángel Laso, Ángel Esteban, Salvador Polo, de nuevo en Salamanca, o José María Heredero y Fernando Peñalosa, en Segovia. O cineastas como, Basilio Martín Patino, investigadores, caso de Conrad Kent o instituciones como los archivos históricos de Zamora, los ayuntamientos de Herrera de Pisuerga, Béjar o Guijuelo, las diputaciones de Valladolid y Salamanca….. nombres de personas, instituciones o ciudades que han decidido confiar sus negativos a la Filmoteca.
Comienza, entonces, otra vida para las fotografías, para los negativos. Vuelven a ser reproducidos, esta vez no para que sus imágenes sean publicadas en la prensa local o nacional con su contenido de actualidad, de cercanía o de inmediatez periodística; no para contemplarse en las vitrinas de los estudios o en los concursos artísticos y salones fotográficos del gusto de cada época; no para ser recuerdo de acontecimientos vitales en los ámbitos privados de las personas que acudieron un día a un estudio a retratarse o para hacer menos dolorosas las ausencias…. Las imágenes se convierten en patrimonio común, en documentos, en testimonios, en fuentes histórica, antropológica, urbanística, paisajística… en materia de investigación por excelencia, a través de su consulta en la propia Filmoteca, de su treintena de publicaciones y de las exposiciones itinerantes que organiza de sus fondos. Y esa ha sido la principal tarea de la Filmoteca, en cuanto a fondos fotográficos se refiere: construir un espacio para que habite, vivo e imprescindible, el trabajo de los fotógrafos de Castilla y León, y devolverlo a las generaciones que tienen a su cargo la responsabilidad de convertirlo en patrimonio vivo, no en simples reliquias de la memoria.
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