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LA DOLCE VITA DE...

El encanto inglés

Fernando R. Lafuente ofrece un sugerente menú semanal literario, televisivo y gastronómico

El encanto inglés

FERNANDO R. LAFUENTE

Fue el brutal impacto de la Guerra Civil española el que centró la atención de jóvenes estudiosos ingleses, y más que el propio conflicto, el intrincado caso de España, el «laberinto español» (Brenan) enigmático, violento, desvertrebado, ocurrido en el occidente de la vieja Europa. Académicos como Raymond Carr , pronto, mediados del siglo pasado, colocaron su foco de investigación en la exótica historia de España. La biografía «Raymond Carr, La curiosidad del zorro», es ejemplar y apasionante. María Jesús González ha trazado no ya los avatares, las industrias y las andanzas de Carr, sino que ha levantado el complejo edificio de una vida inglesa del siglo XX. Al esqueleto de los datos, de los testimonios, de los documentos (cientos), de la bibliografía, de los informes y las declaraciones les ha puesto nervio, carne; les ha dado el guión, la razón y el sentido, ha dibujado el mapa de una carrera investigadora, tan apabullante en su información como exquisita en su narración. Carr formó a los historiadores españoles, en el oxoniense St. Antony's College, que romperían, que darían fin, a la anomalía española en los estudios sobre el pasado: Joaquín Romero Maura, José Varela Ortega, Juan Pablo Fusi, José María Maravall y otras generaciones más jóvenes devendrían en cambiar el rumbo siniestro, lamentatorio, literario de la reciente Historia de España. La biografía es una minuciosa pieza de relojería, que atraviesa el tiempo y recrea, sí, una vida inglesa del siglo XX, la del hispanista Raymon Carr, con todas sus epifanías y un mundo de ayer (Zweig) que desaparecía para siempre.

Y aquí empieza el encanto inglés, ese del que Anthony (Nickolas Grace) le advierte a su amigo Charles Ryder (Jeremy Irons) que se cuide, en la formidable serie de televisión, « Retorno a Brideshead» (1980). Pero ¿quién puede ignorar al encantador encanto inglés? «Retorno a Brideshead» inauguró un estilo de contar la historia y las cosas tan delicado como irónico, tan escéptico como decadente —qué bella palabra—. Después vendrían Carros de fuego, Una habitación con vistas, Otro país, Regreso a Howard's End, Tierras de penumbra, Lo que queda del día y, más recientes, The Queen y El discurso del Rey. Una industria cultural dedicada al encanto inglés, que no es poco. Lo iniciaba una serie formidable, basada en la melancólica novela —escrita durante la Segunda Guerra Mundial— de Evelyn Waugh. Un momumento a las pasiones, al lujo —recuérdese eso de Coco Chanel: «El lujo no es lo contrario de la pobreza sino de la vulgaridad»— los conflictos religiosos, Oxford, el alcohol, las viejas familias aristocráticas, los juegos políticos y el desamor.

Sí, el encanto inglés puede encontrarse aún por las calles de Londres, en la primera galería comercial de la historia, con cerca de doscientos años, la exquisita Burlington Arcade en Piccadilly y Bond Street; en los vinos de Burdeos de Berry Brothers & Rudd, 3, St. James Stret, instalados desde 1698; en Saville Road (los japoneses llaman al traje «Sebiro» en homenaje a la calle en la que el primer embajador nipón se hizo un traje de corte occidental), en Simpson's donde el roast-beef adquiere la dimensión de un mito, con la ceremonia, tan magistral, tan encantadoramente inglesa como la del té. Simpson's hoy un restaurante de visita placentera, fue inaugurado en 1828 como club de ajedrez y de fumadores de puros habanos (The Grand Cigar Divan) y por ahí dejaron sus hambres Dickens, Bernard Shaw, Chesterton y tantos. El encanto inglés, este viaje al paraíso vía Londres, tiene un lugar secreto, Ramón, Fox of St. James, 19, St. James Street, fundado por James Fox en 1787, es, estos días, uno de los pocos lugares, si no el único, en donde uno se puede echar un habano al coleto rodeado de las siempre agradables fotos del admirado Winston (Churchill) y demás compañeros en el humo. Una delicia, condenamente inglesa. Porque también la niebla del presente tiene su lugar. Así, después de la suculenta algarabía, de vinos, carnes y habanos, del infinito paseo por la muy «paseandera» ciudad de Londres, con tales bagajes quién, visto lo visto cada día, en el derrumbe general, no diría también, me abrazo al desencantado encanto inglés. A un paraíso que, como todos los buenos paraísos, es ya, ante los bárbaros que acechan, un paraíso entrañablemente perdido.

Para leer

«Raymond Carr. La curiosidad del zorro. Una biografía»

María Jesús González; Galaxia-Gutenberg. Barcelona, 2010, 680 páginas

Para ver

«Retorno a Brideshead»

Directores Michael Lindsay-Hogg y Charles Sturridge. Con Jeremy Irons, Laurence Olivier. 12 horas. DVD Video. Granada TV. Reino Unido.

Para comer

«Simpson's-in-the-Strand». 100, Strand, tel. +4420783691124.

Como nunca antes nadie había disfrutado con el querido y entrañable roast-beef. Homérico.

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