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MÚSICA

Un Mozart entre olivares

Rescatadas tras dos siglos de olvido las sinfonías de Ramón Garay, un genio español a la altura de Mozart o Haydn

MIGUEL LORENCI

"En lugar de decir que Ramón Garay es un Mozart español, habría decir que Mozart es el Garay austriaco". Lo dice en tono jocoso José Luis Temes, musicólogo y director de orquesta al frente del grupo de expertos que ha logado, con el respaldo de la fundación BBVA, rescatar las diez sinfonías -tres inéditas- de este olvidado músico español. Unas partituras que durmieron casi dos siglos en unos los archivos diocesanos jienenses. Asturiano de nacimiento y maestro de capilla de la catedral de Jaén durante casi cuatro décadas, Ramón Garay (1761-1823) disfrutó de un talento excepcional. A caballo entre el siglo XVIII y el XIX logró algo inaudito. Rodeado de olivares en su Jaén de acogida, a miles de kilómetros de Londres, Salzburgo o Berlín, introdujo en España el sinfonismo centroeuropeo que encumbró a Mozart, Haydn o Händel.

Dicen los expertos que el talento musical de Garay no tiene nada que envidar a estos gigantes de la música. Aún se preguntan cómo, tan lejos de todo y con siete sinfonías escritas "aquel loco por la música fue capaz de saber que se cocía en Europa, de averiguar que Mozart incorporaba parejas de clarinetes a sus orquestaciones e incluir este recurso en su tres últimas sinfonías".

Tras varios años e trabajo, se presenta ahora la caja con los tres cedés que recogen las diez sinfonías del compositor asturiano, la primera aproximación de un músico español a la modernidad sinfónica. Hasta su reciente descubrimiento y edición, las partituras originales permanecieron durante más de 200 años custodiadas en el Archivo de la Catedral de Jaén. Garay ganó allí plaza maestro de capilla, empleo que mantuvo durante toda su vida y "no logo escuchar una sola nota de sus sinfonías", según Temes.

La Orquesta de Córdoba bajo la batuta de Alfonso Osuna ha grabado todas las sinfonías con supervisión del ingeniero de sonido Javier Monteverde. La histórica grabación es fruto de la colaboración que la fundación BBVA mantiene con el sello 'Verso' y supone el inicio de una nueva línea centrada en la recuperación del patrimonio musical español. Las sinfonías -tres de las cuales nunca se habían estrenado-, fueron transcritas en copia informática y revisadas por el musicólogo y profesor Pedro Jiménez Cavallé. También editadas en dos volúmenes por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales.

Religión y ópera

Depositada en el archivo catedralicio jienense, la obra de Garay suma unas trescientas composiciones y ha llegado hasta nosotros en su práctica totalidad. Sin embargo, y por razones desconocidas, no se conserva casi nada de su producción para órgano.

En consecuencia con su cargo, casi toda la producción de Garay es de carácter religioso, a excepción de las sinfonías y una única incursión en la ópera, 'Compendio sucinto de la Revolución Española'. Dada la fecha de su composición, 1815, y el título, cabe interpretar la ópera como una alegoría sobre la Guerra de la Independencia.

No se conserva imagen alguna de Ramón Garay Álvarez, nacido en Avilés (Asturias) el 27 de enero de 1761. Su padre era organista de la Real Colegiata de Covadonga, y de él recibió sus primeras lecciones de solfeo, canto y órgano. Tras un primer periodo de formación en su Asturias natal -con 18 años es cantor en la capilla de la catedral de Oviedo, y discípulo de Juan Andrés de Lombida, organista titular de esta catedral- a los 24 años se traslada a Madrid.

Pasó dos años cruciales en el Madrid de Boccherini y Goya, donde perfeccionó y actualizó sus conocimientos, y donde, muy probablemente, conoció algunas de las partituras de Haydn que se hacía enviar la marquesa de Benavente. "Sus melodías son más frescas y cantables que las de Haydn" apunta Jiménez Cavallé.

El resto de su vida transcurrió en Jaén, donde compuso casi toda su obra. En una carrera marcada por el l esfuerzo y la voluntad de perfección artística y sin vanidad. Tras casi 40 años del magisterio y trabajo diario de enseñanza, interpretación y creación al servicio del calendario litúrgico de la catedral, Garay falleció en Jaén el 8 de enero de 1823, poco antes de cumplir los 63 años.

Su figura era muy poco conocida hasta su reciente recuperación, gracias sobre todo a los trabajos del canónigo Raúl Arias del Valle - archivero de la catedral de Oviedo durante muchos años- y del cronista asturiano Justo Ureña. Pero el estudioso principal de su figura ha sido Pedro Jiménez Cavallé, musicólogo y catedrático de la Universidad de Jaén, a quien se debe buena parte de los escasos datos biográficos del maestro Garay, y la revisión de su única ópera y de sus diez sinfonías. Se podrán escuchar en octubre en un concierto en el Auditorio Nacional.

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