Moviendo el tipo
El presidente del BCE asegura que en abril podría darse un alza debido al incremento de la energía y a pesar de la catástrofe japonesa
CARMELO TAJADURA
El jueves 3 de marzo el Banco Central Europeo (BCE) usó el temido término de «fuerte vigilancia» sobre la inflación, que indica la inminencia de unaelevación del tipo de interés de referencia , tras casi dos años de estabilidad en el 1%. El BCE sorprendió ... así al mercado, que no la esperaba hasta el último trimestre de 2011 y que, tras el aviso, la dio por segura para abril y reaccionó de manera contundente elevando el Euribor a un año del 1,78% al 1,95% en menos de una semana. El motivo oficial esgrimido por el BCE fue el temor a los «efectos de segunda ronda» de la subida de los precios del petróleo, alimentos y otras materias primas , que acabarían repercutiendo en la inflación subyacente que es la que más importa al BCE. Era una razón de peso pero, sin duda, este movimiento buscaba también satisfacer a Alemania, donde el BCE tiene un problema de credibilidad (para los alemanes no hay nada como su añorado Bundesbank) y cuya economía —a diferencia de otras, como la nuestra—requiere probablemente tipos más altos.
Sin embargo, ya desde el anuncio inicial, y más a medida que ha ido pasando el tiempo y se han producido otros acontecimientos, ha habido dudas sobre la oportunidad de empezar a subir los tipos ahora, haciéndolo además en solitario ya que la FED no los elevará, probablemente, hasta el próximo año. De hecho, esto ha tenido su reflejo en los mercados, que ya han rebajado algo el Euribor a un año —al 1,91%— expresando así un cierto escepticismo.
Y es que no es fácil borrar de la memoria el antecedente de julio de 2008, cuando el BCE también temía los posibles efectos secundarios del encarecimiento del precio de las materias y subió los tipos en plena recesión , solo para tener que bajarlos rápidamente, en lo que constituyó una de las mayores equivocaciones que podamos recordar en un banco central. También ahora, con un fuerte shock petrolero, quizás el mayor riesgo en los países industrializados sea su efecto negativo en el crecimiento económico. A lo que, además, se superpone en esta última semana el impacto de los acontecimientos de Japón, que aumenta la incertidumbre económica mundial y, desde luego, va a reducir a corto plazo el crecimiento, no solo en aquel país sino también en Europa. Quizás, Trichet no quiera exponerse a tropezar por segunda vez en la misma piedra.
Además, es importante recordar que el Banco Central Europeo continúa ofertando liquidez ilimitada a las entidades financieras , al menos hasta septiembre cuando vencerá la subasta de junio a tres meses. Lo que se simultanearía con una subida de tipos, dando lugar así a una política monetaria atípica y algo contradictoria. En mi opinión, el BCE debería actuar a la inversa, poniendo fin —primero— a la barra libre de liquidez y subiendo los tipos después, como probablemente hará la FED (que puede cancelar la QE2 ya en junio).
Por último, todavía no hemos resuelto en la zona euro el problema de la deuda soberana, que solo podría empeorar con un aumento de los tipos de interés a corto plazo, por el efecto inducido al alza sobre los tipos a largo y porque dificultaría la capacidad de crecer y repagar la deuda de las economías afectadas. Si la cumbre europea de jefes de gobierno del 24/25 de marzo fracasara en consolidar los acuerdos recientes, el BCE lo tendría imposible para subir los tipos el día 7.
En definitiva, no está nada claro que el BCE pueda empezar el alza de los tipos de interés ya en la reunión de abril, aunque eso no significa que no vayan a elevarse en un horizonte relativamente cercano. Sin embargo, sí que su inicio podría tardar un poco más y, quizás, la velocidad de subida pueda ser algo menor. Para España, cuanto más tarden en subir los tipos, mejor : por nuestra elevada dependencia de los mercados y porque la situación de algunas entidades financieras se verá agravada, al menos inicialmente, con tipos más altos. No obstante, tampoco debemos perder el norte y exagerar la importancia de una elevación de tipos, que antes o después será inevitable. Por el contrario, debemos centrarnos en hacer bien los deberes, para que se pueda producir otro evento mucho más significativo para nosotros: que descienda la prima de riesgo que nos piden los mercados por prestar dinero a nuestras empresas y al sector público. Esto tendría un impacto favorable mucho mayor que el negativo de la subida de los tipos a corto.
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