El convento de Hermigua celebra sus cuatro siglos
Los avatares del edificio no solo son parte de la historia del municipio gomero; son casi la historia en sí
El convento dominico San Pedro Apóstol de Hermigua fue el principal foco de cultura del norte de la isla y uno de los más importantes centros culturales de La Gomera. Así lo asegura Ricardo Valeriano Rodríguez, autor, junto con Pablo Jerez Sabater, del libro «El convento de Hermigua: 400 años de historia, arte y devoción», que se presentó ayer dentro de los actos conmemorativos de los cuatro siglos de la fundación del convento.
La importancia del convento no se limita solo al aspecto religioso sino a la dimensión cultural que proporcionó, puesto que en él se daban clases elementales de gramática y teología, y se enseñaba a leer y a escribir, explica el escritor. El convento también representa los orígenes del pueblo de Hermigua, pues desde esta zona llamada antiguamente «Entrerríos», se inició el despegue demográfico y urbanístico del valle.
Los orígenes
Cuenta Rodríguez que los orígenes del espacio religioso se remontan a principios del siglo XVI, cuando se erige una pequeña ermita, muy modesta, de caña y barro, al lado del barranco de la Calle, que en torno a 1596 sufre una inundación. Los religiosos del momento decidieron trasladar la ermita a la parte del Lomo de San Pedro, donde en torno a 1598 erigieron otra ermita llamada de San Pedro, actual capilla Nuestra Señora del Rosario.
A partir de entonces, empiezan a hacerse una serie de ampliaciones y se construye la nave central de la iglesia Santo Domingo de Guzmán y la capilla de Santa Rita. Los frailes dominicos tomaron posesión del convento San Pedro Apóstol de Hermigua el 18 de marzo de 1611 a las ocho de la mañana.
Al principio, los frailes vivían de la mendicidad, pero a partir del siglo XVII su patrimonio, y con él el de la iglesia Santo Domingo de Guzmán, comienza a crecer a través de mandas pías, tributos y cesiones de tierras y molinos. El siglo XVIII representa el esplendor del convento y de la iglesia, donde se instauran las imágenes más representativas como son la de Santa Rita y Santo Domingo. En el siglo XIX, el convento dominico entra en decadencia y en 1820, con la desamortización de Mendizábal, se ordena su cierre.
El convento dominico San Pedro Apóstol cerró definitivamente sus puertas en 1821 y pasa a manos privadas. Desde entonces y hasta los años 40 del siglo XX, la zona entra en una especie de abandono, que vuelve a resurgir gracias al interés de los vecinos a partir de 1943, cuando se ordena parroquia la iglesia Santo Domingo de Guzmán del municipio gomero de Hermigua.
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