ROLDÁN SERRANO
Claudio Gómez, ayer, en la plaza de La Compañía
El concierto extraordinario de Cuaresma «Fundación Cruzcampo» volverá a estar por segundo año consecutivo a cargo de la Orquesta de Córdoba, una selección de diez marchas de procesión por orden cronológico, lo que permitirá al espectador comprender el desarrollo de este género desde finales del siglo XIX hasta este momento.
La Orquesta, que el año pasado dirigió Abel Moreno, estará a cargo del sevillano Claudio Gómez, titulado superior en la especialidad de Piano, y alumno de último curso de Dirección de Orquesta en el Conservatorio Superior de Música de Málaga. Dirige desde 2009 la banda de música de Los Rosales, de Guadalcanal, en Sevilla, a la que se incorporó después de formar parte como músico de la Oliva y El Carmen de Salteras y la banda del Maestro Tejera.
El concierto, que se celebrará en el Gran Teatro el 3 de abril y que se presentó en la Ermita de la Candelaria ayer, permitirá escuchar por primera vez en un recital de este tipo, después de su grabación por la Orquesta Filarmónica de Londres a principios de los años 90, tres de las marchas con la instrumentación que Antón García Abril hizo de ellas para su inclusión en la banda sonora de la película Semana Santa, dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón. Se trata de «Virgen del Valle», compuesta en 1898 por Vicente Gómez Zarzuela; «Soleá dame la mano» (1918), de Manuel Font de Anta; y «La Estrella Sublime» (1925), de Manuel López Farfán.
Será éste el principal atractivo del recital, según consideró ayer Claudio Gómez. Para interpretar dichas adaptaciones como en su momento hizo la Filarmónica de Londres, la Orquesta de Córdoba deberá aumentar la cuerda de trompas, la percusión e incorporar arpa y corno inglés.
El resto de marchas se ha elegido porque son obras escritas para banda de música que se pueden adaptar bien a orquesta, según Gómez, que también pretende difundir la obra de Germán Álvarez Beigbeder, del que ha incluido dos marchas al considerar que es un autor andaluz «desconocido» para el gran público y que la «magnitud de su música» merece que se le reconozca. De él son «Desamparo» (1907) y «Cristo de la Expiración» (1921).
Los autores y las marchas cordobesas tendrán su lugar no menos importante, en palabras de Gómez, no por celebrarse el concierto en Córdoba sino porque en todos los casos son «de mucho nivel». Así, en la primera parte sonará la «Marcha Fúnebre Opus 35» (1898) de Cipriano Martínez Rücker; y en la segunda «Saeta cordobesa» (1949) de Pedro Gámez Laserna, y «Valle de Sevilla» (1990), del cordobés José de la Vega.
A continuación, se interpretarán sobre el escenario «Madre Hiniesta» (1997), de Manuel Marvizón, y «Concepción Inmaculada» (2003), de Juan Antonio Pedrosa.
Según comentó Claudio Gómez, con este concierto, que ensayará en dos ocasiones con la orquesta antes de ofrecerlo al público, desmontará la creencia entre muchos profesionales músicos de que el género de la marcha de procesión es «algo menor». Así, defendió que se trata de música religiosa que llega en ocasiones a estar a la altura del «Requiem» de Mozart o de «Las Siete Palabras» de Haydn y, como ellas, son de difícil interpretación y conmoverán al público.
