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Columnas / EL RECUADRO

Terrores del milenio

No tiemblo ante la profecía de Malaquías, sino ante el análisis del dueño del Mercadona, que me cae más cerca

Día 13/03/2011

Y por si nos faltara algo, por si no fuera nada la crisis económica, para mí peor que la Gran Depresión de 1929, este obligatorio máster en tsunamis. Todo lo que no aprendimos cuando el tsunami de Indonesia en 2004 lo estamos sabiendo ahora con el Japón. Pregúntenme lo que quieran sobre olas gigantes que parecen anunciar el fin del mundo. El hombre que se cree la medida de todas las cosas no puede nada contra los elementos desatados de la Naturaleza. Sólo puede hacer una cosa, pero está mal vista: rezar. Eso es políticamente incorrecto, salvo que se rece a Buda o a Alá. Como las lagartonas que se desnudaron de cintura para arriba, como si fueran a hacerse una radiografía de tórax las muy pendonas, en la Capilla Universitaria de Somosaguas y se pusieron a insultar a Dios, a su Iglesia, al Papa, a los curas y a nosotros los creyentes. ¿Por qué no tienen huevos para hacer eso mismo en la Mezquita de la M-30, o frente a la embajada iraní? Sí, hombre, sí: para que las mujeres de esos países musulmanes tengan los mismos derechos que aquí las despechugadas y se puedan quitar el burka como ellas el sujetador. ¿Usted ha oído a Bibiana Aído o a Leire Pajín defender a la mujer musulmana? Así que a las suripantas de la Autónoma les pediría que vayan a enseñar las domingas a la plaza mayor de Teherán, para pedir por la igualdad de las mujeres con los hombres, para que les dejen estudiar, para que les dejen casarse a la edad que ellas decidan y con quien quieran. Las mandaría a Kabul, para que protesten porque a las mujeres no las atienden los médicos. Y a Etiopía o Sudán para que evitaran la ablación del clítoris.

Cuando en el 2000 inauguramos este Tercer Milenio, no hubo, como en el anterior del medieval año 1000, terror colectivo. Nadie creyó, como entonces, que el mundo se iba a acabar. Pero yo me quedaría con aquel medieval Terror del Milenio del año 1000, que era infundado, en comparación con lo que el mundo lleva sufrido desde el 2000. Anda que no viene bien despachada de desastres ni de terrores del milenio por entregas esta centuria que tiene nombre de club de Paloma Segrelles: Siglo XXI... Nos creíamos que el Efecto 2000 iba a inutilizar todos los ordenadores y suspiramos cuando tal no ocurrió. Pero no sabíamos que los verdaderos terrores estaban por llegar. Que si el atentado contra las Torres Gemelas del 11-S; que si el tsunami de Indonesia; que si el terremoto de Haití; que si la guerra de Irak; que si la de Afganistán; ahora lo del Japón y la costa del Pacífico... Por no hablar de la masacre de Atocha y de las explosiones del 11-M, que para mayor horror nos trajeron directamente, con relación de causa y efecto, el terrorífico Gobierno de ZP que padecemos. Y al fondo de todo, la crisis económica, y los Malaquías de la economía profetizando que España es líder del Índice de Miseria de la Unión Europea. Y por si fuera poco, la rebelión generalizada de los países árabes, entre el encarecimiento de los precios del petróleo y el miedo reverencial a la morería, la maurofilia de los progres que nos hace hocicar ante la chilaba y la babucha.

Ante todos estos terrores, no cabe ni rezar a Dios, porque te dicen que eres un facha. El santo temor de Dios ha sido sustituido por el laico pánico a lo políticamente incorrecto. En los actuales terrores del milenio no tiemblo ante la profecía de Malaquías, sino ante el análisis de Juan Roig, el dueño del Mercadona, que me cae más cerca y que acaba de decir: «2011 tiene una cosa buena, y es que será mejor que 2012».

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