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«Nos apaleaban cuando huíamos»

Una alemana escapa con su hija en patera, junto a centenares de tunecinos, huyendo de un marido violento

ANGEL GÓMEZ FUENTES

Para gran sorpresa de la policía italiana, una bellísima mujer alemana, alta y rubia, con una niña de 9 años en brazos, se encontraba en una de las 24 barcazas cargadas con 1.700 tunecinos que han desembarcado en las últimas 48 horas en Lampedusa. Tina Rothkamm, de 40 años, llegó a la isla con su hija, apretujada entre 120 jóvenes en una barca que representaba para ellos la esperanza de una nueva vida. Pero Tina no huía como ellos de la pobreza y de la guerra, sino de su ex marido tunecino, después de un divorcio y un doloroso proceso judicial. Su historia familiar, llena de resentimiento y peleas durante años, se confundió con las de jóvenes desesperados tunecinos, todos amontonados en una frágil embarcación, tratados casi como animales: «Nos apaleaban cuando huíamos. Para apretarnos más, al embarcarnos subió un señor con un palo y nos colocó como si fuéramos sardinas en lata.».

Hizo una travesía de 24 horas, «temblando por el frío y la angustia de que la nave no alcanzara la costa italiana». A la hora de indentificarse, Tina Rothkamm, profesora en Dusseldorf, dijo a la policía que huía de «un ex marido violento que quería quitarme para siempre a mi hija», y explicó que había volado a Túnez para buscar a su hija, Amira Jasmine, que el padre le había arrebatado ilegalmente. Ante la imposibilidad de escapar de Túnez en avión, ideó salir como inmigrante.

Mil dólares por embarcar Tina Rothkamm rechazó pasar la noche en el centro de acogida, con capacidad para 850 inmigrantes, y esa noche abarrotado por 1.300 prófugos casi amontonados en literas. «En todo caso, me voy a un hotel, porque soy ciudadana alemana», dijo a la policía. Y ayer, relajada y feliz, atendió en el hotel a los medios informativos, acompañada de su hija, ojos grandes y a veces alarmados. Segura de sí, Tina aclaró: «Después del divorcio, y a pesar de una disposición judicial por la que me daban la custodia de mi hija, mi ex marido, un médico muy influyente, con amistades en la aduana y en la policía, con la seguridad que le dan las tradiciones y costumbres tunecinas, ha intentado hacer prevalecer su arrogancia, quitándome la niña...».

Mezclada con jóvenes , Tina partió de la isla tunecina de Djerba, pagando a las mafias 1.000 dólares por el pasaje. Era una aventura dramática, que para ella y su hija Amira Jasmine tuvo, 24 horas después, un final feliz: «Al divisar Lampedusa rompí a llorar».

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