«He vuelto a trabajar como a los 20 años, pero con mucho placer»

— ¿Cuántas veces ha tenido que ponerse de pie y volverse a sentar?

—Cuando mis hijos eran pequeños, muchas veces. Ahora me siento y me quedo sentada hasta terminar de comer.

— Un niño es para usted...

—Lo más importante, pero para todos, no solamente para mi. La infancia merece un respeto muy grande, porque es el futuro de la próxima sociedad. Hay que tener mucho cuidados con ellos en la educación, en lo que ven, en el ejemplo,...

— ¿Qué voy a encontrar en su circo?

—Es muy diferente a un circo tradicional. Primero, no vas a encontrar animales, no hay, porque considero que deben estar en su hábitat y deben hacer lo que la naturaleza les pida. Vas a encontrar números de circo muy buenos durante las dos horas que dura el espectáculo, pero tratados de una forma más teatral que circense. Todo ello mezclado con mis canciones, que hacen rememorar la infancia de los padres actuales.

— ¿Cómo lleva la crisis económica?

—En el caso de mi circo no se ha notado mucho, porque la gente está deseosa de espectáculos infantiles y familiares, que hay muy pocos. Mi circo está funcionando muy bien, pero la crisis me afecta por otros lados. Yo dirigía una fundación sin ánimo de lucro que gestionaba los premios «Veo, veo», que otorga becas de estudio a la niños. A esto la crisis le ha dado de lleno, entre otras cosas, porque sobrevivía de las subvenciones de las diferentes instituciones. Y las instituciones lo primero que han hecho ha sido quitar las subvenciones, con lo cual sí que me ha afectado la crisis.

— ¿Qué ha tenido que volver a hacer?

—He tenido que volver a trabajar como cuando tenía veinte años, pero con muchísimo placer. Estoy disfrutando ahora más del circo que en mi juventud. He tenido que volver a los escenarios, a bailar, a saltar, a viajar mucho y estoy en plena forma. Me viene muy bien y estoy encantada.

— Usted fuma. ¿Qué le parece la «ley antitabaco»?

—Lo que sea imposiciones no me gusta. Creo que debemos tener la conciencia de que el tabaco hace daño, al igual que hace daño los humos de los coches, de las fábricas... Pero no hay que imponer de esta forma. Esta ley ha hecho daño a bares, discotecas, restaurantes..., pero el ser humano es un animal de costumbres y nos acostumbraremos. Fuera de nuestras fronteras prácticamente está prohibido fumar en todos los sitios. Lo que me parece muy mal es que haya imposición, que el negocio del trabajo continúe y que se lleve el 70 por ciento el Estado.

— ¿Ahorrará mucho combustible al reducirse la velocidad de 120 a 110 kilómetros por hora en autovía y autopista?

—No lo creo. También me parece una barbaridad, porque las autopistas no son para ir a 110. De hecho, en países europeos como Alemania no hay límite de velocidad. Entonces, ¿para qué haces autopistas? Es mejor dejar las carreteras e ir a 90 por hora. Me parece que ahí no está el ahorro.

— ¿Cómo ve España?

—Bastante mal, bastante mal.

— ¿Ha pensado en jubilarse?

—No, no me voy a jubilar ¡jamás, jamás!