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CICLISMO

Contador: «He perdido la inocencia»

El campeón español no refleja felicidad por su exculpación del positivo por clembuterol. Se muestra expectante ante las maniobras de futuro

JOSÉ CARLOS J. CARABIAS

Se aprecia la carencia de chispa en su voz, sus gestos, su repertorio de tics. Los picogramos de clembuterol han calcinado la perpetua vitalidad de Alberto Contador (Madrid, 28 años), un tipo con ingenio y frescura mental para manejarse en cualquier circunstancia. Exonerado por la Federación Española en segunda instancia, el triple ganador del Tour permanece en alerta 24 horas porque la amenaza de un recurso ante el Tribunal de Arbitraje del Deporte pende sobre él y sobre una temporada que nació convulsa. Sobre su caso y sus andanzas, el ciclista charló con ABC.

—¿Cómo se encuentra, feliz, confuso, desilusionado?

—Estoy bien. Más que bien, estoy centrado en mi profesión, la bicicleta, el calendario, la preparación. Todo lo centrado que no he podido estar hasta ahora. No estoy contento del todo porque he sufrido mucho, demasiado.

—Nunca nada será como antes.

—Claro. Esto siempre lo voy a recordar, siempre estará ahí. Lo peor ya ha pasado, pero se me ha hecho tanto daño, con tantas mentiras, difamaciones e inventos.

—¿Qué fue lo primero que hizo al enterarse de que era libre?

—La maleta. Quería correr ya en el Algarve. Una cosa así no se puede celebrar. Fue todo tan nefasto. Llamé a mis padres, mi hermano, mi novia...

—¿Qué le dijo su madre?

—Se puso muy contenta, pero sé que no dio saltos de alegría ni nada por el estilo. No había motivos.

—¿Se sintió como el preso que sale de la cárcel?

—No, no es eso. Fue como quitarme una losa de encima. Pensé: existe algo de justicia en este mundo.

«Soy el mismo y no guardo rencor porque es un sentimiento que me haría mucho mal»

—Es un caso singular. Usted no ha podido demostrar su inocencia porque se comió el solomillo y el tribunal deportivo no lo acusa porque entiende que no tuvo voluntad de doparse. Empate.

—Bueno, efectivamente no tengo el solomillo, pero mi inocencia sí se ha demostrado. Están todos los controles anteriores y posteriores al positivo y mi pasaporte biológico también demuestra que las cosas por mi parte están claras.

—Será su deporte, entonces. Ya se perdió dos Tours (2006 y 2008) por problemas de sus equipos con el dopaje (Liberty y Astaná).

—Eso no tiene nada que ver. Aquellos fueron casos ajenos a mí. Sé que estoy en un deporte conflictivo, en el que están a la orden del día casos como éste. Es la consecuencia de la concienzuda lucha contra el dopaje, y que yo apoyo. Pero por otro lado se produce un daño grandísimo. Vende más el escándalo que el deporte.

—Usted no puede quejarse...

—Es triste ser más veces portada por un caso como éste, una ínfima cantidad de una sustancia que no consumí, que por ganar tres veces el Tour.

—Valverde, Heras, Vinokourov, Landis... usted.

—El único caso que me incumbe es el mío. Sólo puedo hablar por mí y sé que he hecho las cosas con corrección, sin trampas.

«Me sorprendió la intervención de Zapatero a mi favor»

—¿Entiende que la gente dude de los ciclistas?

—Entiendo que se me pueda poner en duda por ser ciclista, pero otra cosa es que me acusen.

—También han dudado algunos de sus compañeros. Freire lo dijo claramente. David Etxebarría escribió en el twitter «no grites cuando antes callaste», y Boonen habló de dos tipos de leyes...

—Respecto a David, he hablado cuando creía que tenía que hacerlo. Y he dicho lo que tenía que decir. Freire es libre de pensar lo que le parezca. Y a Boonen le diría que mi caso va a beneficiar a todo el mundo porque la norma puede quedar clara.

—La pelea contra el dopaje también tiene sombras y dudas. Como en su proceso.

—Ese es uno de los problemas. No hay normas claras. Y se aplican o no en función de las presiones. A unos laboratorios se les exige que detecten cantidades mínimas y a otros, no.

—Su lema dice «querer es poder». Mucha gente le cree por su vehemencia. ¿Ese ha sido su éxito?

—No llamaría éxito a esta no sanción. Sólo sé que con la verdad por delante se puede ir al fin del mundo. Me daba lo mismo todo porque no veía principios ni coherencia. Ha sido un trabajo increíble para recopilar información y demostrar a la comunidad científica que mi teoría era real.

—¿Cuánto dinero se ha gastado?

—Ni lo sé ni me importa. Le dije a mi hermano (su mánager) que hiciera todo lo que fuera necesario. La cuestión iba más allá de seguir corriendo. Era una cuestión de honor.

«Nuestro país está en la vanguardia en asuntos de antidopaje»

—¿Cree que lo ha salvado Zapatero postulándose a su favor?

—No. El comité está compuesto por jueces independientes. Sí me sorprendió su intervención. Y por lo que me han dicho, el presidente estaba bastante más informado de lo que se querido hacer ver. También se han pronunciado otras personas.

—Su historia se parece en cierta forma a la de Pedro Delgado, un ídolo popular que ganó el Tour 1988, tuvo un problema con el dopaje y fue entronizado después.

—Estaba jugando a las canicas. No conozco la historia.

—Apoyo popular no le ha faltado.

—Es cierto. Me he sentido muy arropado en todo momento. Estoy muy agradecido. Si no hubiera sido por la gente, tal vez nada se hubiera solucionado. Me han empujado a aclarar la situación.

—¿Ha perdido la ilusión?

—No. No del todo. En algún momento sí la perdí. Quiero llegar a tener la misma ilusión que tenía antes.

—¿Ha perdido la inocencia?

—Sí, sé que esto es así. Cuando eres ciclista y estás al máximo nivel, siempre estás cuestionado. Y con casos de dopaje, mucho más. Pero ahora estamos más controlados que nunca y me parece bien. No me planteo otra cosa que hacer las cosas igual que siempre y ya está.

«Sigo en activo porque el ciclismo es lo que más me gusta»

—¿Sigue en el ciclismo por dinero, orgullo, estímulo o por qué es su profesión y no le queda otra?

—Sigo porque el ciclismo es lo que más me gusta, por el respaldo que he sentido de los aficionados, por el apoyo que me ha mostrado mi equipo, el Saxo Bank. Y, sobre todo, porque quiero seguir.

—¿De verdad pensó en abandonar el ciclismo?

—Lo medité muy en serio. No lo dije por decir. De verdad que pensé en dejarlo todo durante dos o tres meses.

—En una visión futurista negra para usted, suponga que la AMA recurre al TAS y le sancionan dos años. ¿Qué hace?

—Ahora tengo ganas de luchar y si he conseguido que no me sancionen, con más motivo debo pelear para que tampoco lo hagan en las instancias superiores. Con la verdad se puede ir al fin del mundo.

—En Francia se rumoreó que la AMA no recurriría al TAS porque si pierde, usted pediría una indemnización de aúpa. ¿Hay algo de cierto en esto?

—De verdad que el dinero es ahora mi último pensamiento. No ocupo un segundo de mi tiempo. Quiero que la AMA reflexione sobre mi caso, lo estudie y pueda encontrar una nueva normativa para el futuro. Yo no he hecho nada.

—España ha recibido muchas críticas por ser condescendiente con el dopaje. ¿Cree que nos siguen mirando mal por su absolución?

—Yo creo que España sí está preparada y en vanguardia en materia de antidopaje. Lo que pasa es que hay demasiadas habladurías ante las decisiones. Me sorprende que se pueda juzgar y realizar críticas sin apenas disponer de información. Muchas cosas que han salido en la Prensa son mentiras.

—¿Es otra persona?

—No. Soy el mismo y no soy rencoroso. No guardo rencor porque es un sentimiento negativo, que me haría mal. Soy más duro, eso sí. Y estoy desilusionado con muchas cosas.

—¿Cree en el sistema?

—Creeré según lo que pase en el futuro. Si me sancionan, no creeré. Si revisan la norma, creeré.

—¿Seguirá siendo un campeón para el público o la herida es demasiado profunda?

—Esa respuesta no me corresponde a mí. Esto deja huella, sin duda. No espero caerle bien a todo el mundo, pero sí a una mayoría. De momento, por lo que he visto, la gente está de mi lado.

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