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Tejero, como un alemán en Torre del Mar

P. D. ALMOGUERA

El núcleo poblacional de Torre del Mar, en el municipio malagueño de Vélez-Málaga, es desde hace años el lugar de retiro del exteniente coronel Antonio Tejero. El ex guardia civil, al que las canas han poblado su cabello y su característico mostacho, podría pasar por cualquier alemán que se tuesta al sol en compañía de una caña, si no fuera porque aún mantiene el aire marcial. Los meses de verano los dedica exclusivamente al descanso en la playa. El Club Náutico, del que es socio, al igual que la mayoría de su familia, es su particular refugio de junio a agosto. Andrés le sirve a diario. «Llega por la mañana con su mujer, sus hijos y sus nietos y suele reservar una mesa», señala, para describirlo como «un tipo muy normal… para la que pudo liar».

Tejero es buen cliente de los restaurantes de la zona, y en la mayoría de ellos coinciden en un aspecto de su personalidad: «Es directo, pero correcto». «Un día me pidió un güisqui y cuando le pregunté qué marca quería me respondió: “Producto nacional”. Me hizo mucha gracia», recuerda uno de los camareros que lo atiende habitualmente.

Cuando se pregunta a sus vecinos del edificio sobre la figura del exteniente coronel, la división de opiniones es evidente. Hay quienes no le dan ninguna importancia, e incluso había alguno que desconocía tener a tan mediático compañero de edificio, aunque a otros no les hace ninguna gracia. Desde hace días no se le ve por la zona. «Se ha ido a Madrid con su hijo para huir de los periodistas», comenta un conocido.

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