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Italia pide 100 millones a la UE para afrontar el éxodo tunecino

El Parlamento Europeo reclama a los gobiernos de los Estados que apoyen las revueltas

ENRIQUE SERBETO

La llegada de miles de tunecinos a las costas de la minúscula isla de Lampedusa ha provocado una situación de emergencia en Italia, que al mismo tiempo puede ser una excelente cortina de humo para el primer ministro Silvio Berlusconi acosado en el frente interno de la política italiana.

La polémica con la comisaria de interior, la sueca Cecilia Malmstrom, sobre si Italia había renunciado a pedir ayuda a Bruselas o si había sido la Comisión Europea la que no quería poner en marcha esos mecanismos de asistencia se cerró oficialmente ayer con una conversación telefónica entre Berlusconi y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao barroso, en la que según el italiano, el ejecutivo europeo le anunció la puesta en marcha de una misión de la agencia Frontex y un paquete de ayudas complementarias para paliar la extraordinaria situación que ha creado la llegada de cerca de 5.000 tunecinos a Lampedusa.

El ministro italiano del Interior, Roberto Marone, ha pedido también la convocatopria de un Consejo Europeo (que ya sería el tercero este mes) para tratar un problema que, según sus cálculos, puede llevar a Italia a más de 80.000 emigrantes irregulares este año, a causa de la incertidumbre que generan las revueltas en el mundo árabe, si no se logra detener la salida de pateras. Marone cree que Italia necesita al menos cien millones de euros por parte de la UE para hacer frente a esta situación que calificó de «éxodo bíblico».

Pero el ministro del Interior ha causado también inquietud en Túnez, porque el lunes había evocado junto con su colega de Asuntos Exteriores, Franco Frattini, la posibilidad de enviar tropas italianas al país norteafricano para poner fin al éxodo. Por esa razón, las nuevas autoridades tunecinas han protestado ante el Gobierno italiano, pero al mismo tiempo han ordenado el despliegue de tropas en las regiones de Gabes y Zarzis para tratar de detener el flujo de emigrantes sin papeles.

La alta representante, Catherine Ashton, estuvo el lunes en Túnez cumpliendo el mandato que le había dado el Consejo Europeo para que viajase cuanto antes a los países de la orilla sur del Mediterráneo que han vivido estas transformaciones políticas. Ayer precisamente el Parlamento Europeo pidió a los gobiernos de los Estados miembros que mantengan su apoyo a los procesos democráticos de la región. La comisaria Malmstrom dijo que lo que está sucediendo en la isla italiana «no tiene que detener nuestro apoyo a los procesos democráticos» en el mundo árabe, que «serán positivos tanto para ellos como para la UE».

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