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LIGA BBVA

El Barça es humano

El Sporting resiste el asalto de los de Guardiola, que tropieza en el campo donde comenzó su mito

REUTERS

M. á. BARROSO

En el estadio donde empezó a forjarse la leyenda de Pep Guardiola, el Barcelona coleccionista de récords no pudo subir el listón : con un decimoséptimo triunfo consecutivo en Liga hubiera igualado el registro de la Serie A italiana que firmó el Inter de Milán en la temporada 2006-07.

«El Molinón es un campo mítico», dijo el entrenador azulgrana en la víspera. Aquí llegó bajo sospecha hace dos temporadas después de los sonados tropiezos ante Numancia y Racing, y aquí logró despegar hacia un triplete histórico, y más allá. Sin embargo, ayer sufrió una cura de humildad. Sus jugadores, que esta semana celebraban la renovación del técnico, no fueron capaces de desatascar el partido . En efecto, El Molinón es mítico.

El entrenador del equipo rojiblanco, Manuel Preciado, no esperaba rotaciones por parte de Guardiola, aunque confiaba en «equivocarse» —señaló con cierta socarronería en la rueda de prensa previa al partido—, y así fue: Pedro, Abidal y Busquets no salieron en el once inicial y su puesto fue ocupado por Afellay, Milito y Mascherano . Ninguno de los tres tuvo su tarde. Se vio enseguida que, independientemente de los planes de su colega, Preciado había preparado el encuentro a conciencia, situando tres líneas de contención a partir del centro del campo, con una intensidad en los marcajes que sorprendió al Barcelona. Cada robo de balón era seguido por un contraataque fulgurante. En uno de ellos, Barral, un delantero más que interesante que está dando un gran rendimiento al Sporting, le robó la cartera a Piqué —que unos minutos antes había echado una sonora bronca a sus compañeros por los desajustes defensivos— , rompió la cintura a Milito y cruzó el balón al palo izquierdo de Valdés. Un golazo que dejó sonado al Barça durante muchos minutos, poco acostumbrado a verse por detrás en el marcador. La primera —y única— ocasión de los azulgrana en la primera parte llegó a los 32 minutos en una filigrana de Iniesta en el área rival que Cuéllar solventó con ciertos apuros.

El portero del Sporting se elevó en la segunda parte sobre el magnífico trabajo de sus compañeros, cuando el asedio del Barça a su portería fue constante. Messi, Villa, Iniesta y Pedro (que sustituyó a un apagado Afellay) pecaron de cierto barroquismo, ensayando paredes y taconazos imposibles en el área rival . Messi anduvo ofuscado todo el partido, lejos de su habitual brillantez. Al contrario que otros rivales a quienes se les acabó la gasolina en el tramo final, el Sporting se mantuvo firme, atreviéndose incluso a tirar contraataques. Entonces apareció Villa para frustrar el sueño de su equipo de toda la vida: vio que Cuéllar se había quedado a media salida y le lanzó una vaselina magistral . En los últimos minutos el asalto a la portería sportinguista fue total, pero no llegó el gol que dejaría al Barcelona corriendo detrás de más récords.

Después del rifirrafe entre Mourinho y Preciado en la primera vuelta (el primero dudó de que el segundo pusiera toda la carne en el asador frente al Barça; el segundo llamó al primero «canalla y mal compañero» por entrometerse en sus decisiones), el Sporting le ha proporcionado oxígeno adicional al Real Madrid en su escalada imposible . El debate sobre si hay Liga o no cobra una nueva dimensión. Preciado ha hecho sus deberes. A Mourinho le toca hoy.

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