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El marquesado tira de paciencia

España ganó en el último tramo de un choque difícil pues los de Del Bosque fueron de más a menos. Con todo, el equipo tuvo mucha calma y serenidad

JOSÉ MANUEL CUÉLLAR

Es seguro que algunas malas lenguas ven a una selección cuyo entrenador se llama Bolillo y una de las figuras es Perea y dan lugar a la chanza. Error. Colombia, además de ser una selección bien armada, tiene algunos jugadores a tener muy en cuenta: a Aguilar, a Armero (el del Udinese), a Yepes y, sobre todo, a Gio Moreno, el medio punta de Racing (aunque aquí jugó de delantero y así se perdió), un futbolista a tener en cuenta.

Claro que todo eso no le dio a Colombia más que para defenderse con innumerable gentío de los ataques, continuos y pausados, de la campeona del mundo. Demasiado pausados a veces. Jugó bien España, pero con una falta de chispa en algunos momentos que le obstaculizó la tarea de salvar tamaña barrera colombiana.

España debe acostumbrarse a estas tareas de pico y palo. Los dos títulos a cuesta pasan facturas similares: nadie se abre, todos te temen, todos se motivan y todos cierran su puerta a cal y canto en busca de un resultado llamativo. Solo algunos grandes, como Argentina, plantan cara (y con buenos resultados) aunque sea con unas cañas y amistosa conversación de por medio.

La gente del Marqués dominó completamente el partido, con una posesión cercana al 80 por ciento, pero estuvo algo lenta en la ofensiva, con solo Iniesta en un plano superior al resto en un partido que estuvo algo mortecino, adormilado por el continuo y pesaroso ir de los españoles contra un muro inexpugnable. Amenazó goles el marquesado, sobre todo en una ocasión de Villa que falló de forma inverosímil dos veces consecutiva a puerta vacía. La maldición de Raúl, se decía, reacio el Rulo a que Villa le superase en goles en su templo sagrado. La selección notó, aparte de la falta de velocidad, la escasa entrada en juego de Xavi, que tocó poco y dirigió menos. Sin él en liza, España tuvo escasa visión y creó pocos huecos en el armazón del rival.

Aparte de eso, el gol se veía venir, sobre todo si Del Bosque se decidía a tomar medidas drásticas: alas letales y un gigante para rematarlas. Es decir, Navas más Llorente. Además, era necesario tener paciencia y serenidad. Tocar, tocar y tocar buscando rendijas.

En busca de soluciones

El seleccionador español buscó soluciones en la segunda mitad. Hizo cambio NBA metiendo gente a granel para jugar entre líneas: Cazorla para asociarse con Iniesta y Torres por el voluntarioso pero desafortunado Villa. Colombia atacó poco pero cuando lo hizo se empleó con convicción y rapidez. Tuvo alguna que otra ocasión, pero se emocionó ante el momento, se apresuró y perdió más de lo que permitía el instante.

Del Bosque metió a Navas en el último cuarto de hora para buscar banda, pero el equipo, con tanto cambio, había perdido un poco la brújula, cansada la gente y algo más fresca Colombia. El partido entró en un toma y daca que no había tenido en todo el tiempo. España, algo obtusa, empezó a desesperarse, con ese síndrome que ya nos atenaza por la mala racha de los partidos amistosos.

También entró Llorente, un poco tarde ya, casi a la desesperada, buscando el remedio que otras veces ha dado el riojano. El partido estaba del lado colombiano, que ponía presión. Entonces apareció la banda derecha, se fue Navas y gol de Silva para una victoria que llegó con sudor gracias a la paciencia y serenidad del equipo..

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