CALCIO
Las lágrimas de Miccoli
El capitán del Palermo, cuestionado por su lealtad al Lecce
VÍCTOR PÉREZ
La lealtad no es una cualidad muy común entre los futbolistas. Lo saben en Liverpool, donde hace unos días quemaban camisetas de Fernando Torres , ídolo hasta ahora para todo Anfield. También lo saben los aficionados del Real Madrid y Barcelona, que ... han visto a Figo, Luis Enrique, Ronaldo o Samuel Eto'o cambiar de camiseta durante los últimos tiempos. A Miccoli, su lealtad, le costó el pasado domingo el gol más amargo de toda su carrera deportiva.
Nacido en un pequeño pueblo de la provincia de Lecce, Nardò, Miccoli es un ejemplo para millones de ciudadanos y aficionados al fútbol del sur de Italia . Sus dotes para jugar al fútbol fueron descubiertas pronto por el dinero del norte de Italia, que también domina en el calcio. El Milán pagó por él cerca de un millón de las antiguas pesetas cuando apenas era un niño de 12 años. Pasó por las categorías inferiores del Milán e inclusó ejerció de recogepelotas en San Siro, pero a los 19 años decidió volver a casa.
Las cámaras captaron sus lágrimas tras marcar un gol de falta al Lecce
Probó fortuna en el equipo de sus amores, el humilde Lecce , pero fue rechazado por su baja estatura . Por eso tuvo que refugiarse en un equipo semiaficionado, el Virtus Casarano, antes de dar el salto a los profesionales con el Ternana, donde comenzó a despuntar. Su agilidad y calidad técnica volvió a llamar la atención del norte de Italia, esta vez a través de la Juventus. Por entonces, Miccoli ya era conocido como el Romario del Salento , comarca del sureste de Italia que destaca por la belleza de su costa.
El equipo de Turín decidió prestarlo al Perugia durante una temporada en la que se destapó como una de las grandes promesas de la Liga. A pesar de tener una buena temporada en el equipo «bianconero», Miccoli no encontró su sitio y volvió a hacer las maletas. Primero rumbo a Florencia y posteriormente hacia Portugal, donde se convirtió en una de las estrellas del Benfica .
Estrella en el Palermo
La nostalgia de su familia le hizo regresar a Italia en 2007. Volvía, en principio, a la Juventus, que todavía gestionaba sus derechos. Pero Miccoli quería volver a casa, y encontró la mejor solución en el Palermo , el equipo más importante de Sicilia, que ha vivido los mejores capítulos de su historia con Miccoli como líder y capitán del equipo . Las lesiones y su edad, sin embargo, le apartaron de la carrera por la «nazionale», con la que llegó a disputar una decena de partidos sin encontrar un puesto de titular.
El jugador no quiso cumplir su sueño para no traicionar a su presidente
Miccoli luchó el pasado domingo contra su propia biografía. El Palermo visitaba el Via del Mare con el objetivo de entrar en los puestos europeos. Enfrente el Lecce, el equipo amado por Miccoli, en lucha por mantenerse en Primera tras su histórico ascenso la temporada pasada. Los caminos de ambos estaban destinados a encontrarse. Y lo hicieron al filo del descanso cuando Miccoli empató el partido por medio de un magistral lanzamiento de falta . Todos los compañeros corrieron a abrazarle, pero él no quiso celebrar el tanto.
No soportaba ser pitado por la afición del Lecce ni la idea de poder traicionar al equipo de su infancia. Miccoli fue sustituido en el descanso y el Palermo se acabó llevando el partido (2-4), pero los focos se centraron en sus lágrimas . Los medios italianos comenzaron a hablar de falta de compromiso y de que él mismo había pedido no salir en la segunda mitad, algo desmentido por su entrenador, Delio Rossi.
Cesión al Lecce
Las cosas se complicaron cuando se confirmaron los rumores de que Miccoli estuvo muy cerca de marcharse cedido al Lecce durante el pasado mercado invernal. El futbolista recibió una llamada del entrenador de Luigi De Canio para ayudar al equipo a mantenerse en la Serie A, pero Miccoli no pudo aceptar la oferta por «lealtad» a Zamparini, presidente del Palermo y uno de los pocos dirigentes que jamás ha dudado de su calidad.
Su sueño de jugar en el Lecce, una vez más, se ha visto truncado. «Ha sido todo culpa mía» , ha confesado Miccoli, poco propenso a hablar con los medios de comunicación. El jugador ha explicado que no pudo contener sus emociones y que lloró tras marcar el gol del empate. Tras sus explicaciones, pocos en Palermo dudan sobre el compromiso de su capitán, que el pasado domingo marcó el gol más amargo de su carrera deportiva.
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