La sangre de Simón Bolívar

Puede sorprender, a simple vista, la estatua que el pueblo de Garachico erigió en homenaje a Simón Bolívar. Veamos: la emigración masiva de canarios hacia América (principalmente a Venezuela) tuvo lugar en los años cuarenta. Está demostrado que la quinta parte de la población garachiquense abandonó su villa nativa para encontrar acomodo en la hermana tierra. Allí hallaron, amén de trabajo y pan, la comprensión y el apoyo que aquella España del hambre y la cerrazón les estaba negando. De esta forma, con el paso de los años, fue naciendo en muchos oriundos de Garachico la idea de rendir un homenaje a su patria de adopción. Y ¿qué mejor homenaje que una estatua del Libertador? No cabe duda, todo sea dicho, que influyó profundamente en esta decisión la idea generalizada de que Simón Bolívar tuviera ascendencia canaria. Hay quien afirma que una de las ramas del apellido Ponte que, por línea materna y paterna, llevaba Bolívar, procede del fundador de Garachico, el genovés Cristóbal de Ponte. El reconocido hispanista y americanista inglés John Lynch, sin embargo, no dice ni una palabra de la posible sangre canaria del Libertador en su biografía sobre Bolívar: «De origen vasco, los Bolívar habían acumulado a lo largo de dos siglos tierras, minas, plantaciones de diversos tipos, ganado, esclavos y residencias, y gozaban de una posición destacada entre la élite blanca de Venezuela». Pero otros investigadores sí que hacen referencia precisa a la posible ascendencia canaria del padre de la «Gran Colombia»; tal es el caso de historiadores como David W. Fernández o el venezolano Mauro Páez Pumar.

Más allá de este debate, Carlos Acosta García nos cuenta que la «Agrupación Amigos de Garachico» encargó la estatua que hoy nos ocupa al escultor grancanario Juan Jaén, establecido en Caracas. La escultura se transportó hasta Tenerife en julio de 1970. En el acto de reencuentro participaron unos 500 emigrantes, muchos de los cuales pensaban quedarse, ya para siempre, en la tierra que les vio nacer.

En la plaza principal de Garachico se levantó el monumento que habría de acoger la estatua. La fuente luminosa, los jardines y el monolito de la base son obra del dibujante y ex alcalde de la villa Pascual González Regalado. El emotivo acto de inauguración tuvo lugar el 24 de julio de 1970, aniversario del nacimiento del Libertador. Se trataba del primer monumento erigido en España en memoria de Simón Bolívar. A la ceremonia asistieron autoridades isleñas y venezolanas. Tras la interpretación de los himnos nacionales de Venezuela y España, se procedió a la lectura del acta de entrega del Monumento a la Villa y Puerto, por parte del secretario de la asociación «Amigos de Garachico en Venezuela», Agustín Rolo. La jornada se engalanó con la lectura de una carta que Gregorio Marañón dedicó a la figura del Libertador y que ABC recogió en sus páginas: «Como una vida fecunda al servicio de la patria americana, podría definirse el paso por la Historia de Simón Bolívar (…) Descendiente de Simón Bolívar, el Viejo, vasco, llegado a Nueva Andalucía a fines del siglo XVI (...) Su actitud constante parece mantener las características raciales de sus antepasados vascongados: ese aferrarse en todo momento a sus ideales».

La honda admiración de la clase intelectual a la figura del «padre de las Américas» es bien conocida. Para Unamuno, Bolívar era «de la estirpe de Don Quijote, el de los bigotes negros y caídos. La humanidad que le seguía, ciega a su llamada, era su Sancho».

Poco importa, a estas alturas, si la sangre de Bolívar tenía reminiscencias canarias o no. Conviene detenerse, eso sí, frente a la estatua del Libertador, en el Puerto y Villa de Garachico, y reflexionar, aunque sea un instante, sobre aquellos que decidieron levantarla.