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españa ante la crisis

Trabajo se desmarca de Merkel y defiende que las subidas salariales se liguen al IPC y no a la productividad

El ministro Gómez rechaza que las empresas no contraten por el coste del despido

EFE

El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ha defendido el modelo de revisión salarial español, que se basa en la evolución del IPC, frente a la propuesta de la canciller alemana Angela Merkel de que los incrementos se liguen a la productividad. En el Foro Nueva Economía, Gómez ha señalado que a España no le ha ido "mal" tener un sistema que liga la evolución de los salarios a la inflación prevista.

Así, ha recordado que, mientras que en 2009 se dispararon en España los salarios, en 2010 sólo han subido un 1,1% frente al alza del 3% de los precios, contención que ha permitido a las empresas recuperar las pérdidas, apuntaba. No obstante, el ministro de Trabajo ha recordado que en otros países europeos la revisión de los salarios se hace en función del IPC pasado. Por ello, ha apuntado que hay que evaluar cuál es el mejor modelo, el basado en el IPC previsto o el pasado.

El ministro ha explicado que la cláusula de revisión salarial -que se activa cuando el IPC real supera al previsto para evitar pérdidas de poder adquisitivo- procede de la etapa de la transición. En su opinión, ha permitido orientar la economía, ya que de incrementos salariales del 30 % en 1977 a del 3,5 % diez años más tarde.

El coste del despido

Gómez ha rechazado que las empresas hayan dejado de contratar trabajadores porque el coste del despido sea caro en España. Según ha afirmado, el problema es que en España el 85% de los despidos es improcedente (su indemnización es de 45 días por año trabajado, con un tope de 24 mensualidades, frente a uno objetivo -por causas económicas- que tiene 20 días, con un tope de un año).

La reforma laboral aprobada en junio de 2010 por el Parlamento, ha matizado, va en el sentido contrario. Sus objetivos son recuperar la causalidad del despido para que éste se convierta en la "última arma" para proceder al ajuste de plantillas, y potenciar la flexibilidad interna de las empresas, de tal forma que puedan recurrir a la reducción de jornadas o de salarios para no disminuir la plantilla. Por ello, el ministro de Trabajo ha descartado que el coste del despido sea un elemento disuasorio para la contratación.

"No es un problema de coste, sino de insuficiencia de la flexibilidad interna", reiteraba Valeriano Gómez, que ha afirmado que "nuestro país abusa del despido, que además es caro (en referencia al uso indebido del improcedente).

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