El planeta Torrente, al descubierto
La Biblioteca Nacional de España acoge la muestra «Los mundos de Gonzalo Torrente Ballester»
MANUEL DE LA FUENTE
Dio fe y testimonio de la existencia de la quinta provincia gallega, desaparecida entre las brumas de la Historia y la finisecular pesca de la lamprea. Y, no contento con eso, luego, totalmente ensimismada y con sus habitantes dentro, hizo que su capital saliera ... por los aires , levitara como la metrópoli de un País de Nunca Jamás gallego, que nadie, ni él siquiera, Gonzalo Torrente Ballester, supo nunca a ciencia cierta si subía o si bajaba por la escalera de la vida.
Se cumplen justamente ahora doce años de la muerte del escritor gallego (fue un 27 de enero de 1999), y en 2010 se cumplieron cien de su nacimiento, Premio Cervantes y Premio Príncipe de Asturias, y la Biblioteca Nacional de España ha abierto sus puertas a la vida, la obra y la memoria del autor de «La saga fuga de J.B.» a través de la exposición “Los mundos de Gonzalo Torrente Ballester”, organizada por la Fundación que lleva su nombre y la Sociedad Estatal de Acción Cultural, con la colaboración del Instituto Cervantes.
«La literatura se aposentó en mis entrañas como un virus contra el que no caben defensas ni se ha inventado aún la vacuna. Me poseyó y me posee con esa entereza de algunos amores y algunas mujeres, no me ha soltado jamás, no me ha dejado libre, pero me ha exigido serlo ante el resto de las cosas reales». Palabras de Torrente Ballester que saludan al visitante, palabras que enmarcan el retrato que le hiciera el pintor Damián Flores, que sirve de pórtico a la muestra y que también tiene su anécdota: acabado el cuadro, el escritor le recordó al pintor: «Mire, yo fumo y fumo mucho» . Y a Flores no le quedó más remedio que añadir un cigarrillo en la mano de don Gonzalo.
Ésta y otras muchas son las sensaciones que se llevará el visitante de una exposición que reúne más de dos centenares de piezas (en buena parte desconocidas hasta ahora), como manuscritos a mano y mecanografiados, primeras ediciones de sus libros, un buen puñado de fotografías, cartas, colaboraciones en la Prensa, y un nutrido número de objetos personales como magnetófonos, plumas, cámaras fotográficas, teteras (llegó a coleccionar cerca de trescientas), y maquetas de barcos, otra afición del escritor.
La muestra ha sido comisariada por Miguel Fernández-Cid y Carmen Becerra. El propio Fernández-Cid explicaba durante la presentación: «Torrente incorporaba a su mundo los objetos más cercanos y cotidianos, de forma que un espejo podía convertirse en un espejo mágico en alguna de sus obras. Por un lado era un hombre muy culto, curioso, inquieto y con un gran afán documental, pero por otro lado está el escritor que se permitía todas las licencias fantásticas posibles».
La muestra ya ha pasado por varias ciudades vinculadas al autor, como Ferrol, Salamanca, Logroño, Santiago y Pontevedra, y también viajará por el mundo a través de diversas sedes del Instituto Cervantes.
Una exposición que quiere ir más allá de lo que hasta ahora todo el mundo conoce de Torrente Ballester, su obra como novelista. Porque la muestra también se detiene en otras de sus facetas como creador y como hombre. Su pasión por la fotografía , que le ayudaba en sus localizaciones novelísticas; su trabajo como docente durante cuarenta años; su relación con la música (le encantaba comprar discos en Estados Unidos, porque eran más baratos), con las artes («No soy un doctrinario del arte, lo admito todo, menos el gato por liebre»); con el teatro (fue un crítico temido, esporádico autor); con el periodismo (inolvidable su sección «Cotufas en el golfo», aquí en ABC ); con el cine , como su participación en el guión de «Surcos», de Nieves Conde, una de las películas más importantes y desgarradas de la posguerra; y su estrecho seguimiento del rodaje de sus obras para la televisión.
Veremos a Torrente silbando por la calle, retratado con el resto del llamado Grupo de Burgos (Rosales, Tovar, Laín, Vivanco, Ridruejo); leeremos sus palabras, muchas de ellas realmente curiosas, sus pequeños vicios: «¡Ay, el recurso de hablar solo. Mi vicio de toda la vida. Antes, al aire; desde hace unos años a este aparato que me mira con su ojo de mosca, este aparato confesor sin alma, implacable, lo recoge todo, pero no responde». Pasión por las grabadoras, incluso pasión por las nuevas tecnologías, que no en vano Gonzalo Torrente Ballester fue el primer académico en tener correo electrónico. Por eso, a buen seguro, le gustaría saber que ya está en marcha la digitalización de sus archivos.
Paralelamente a la muestra, se edita un catálogo y un libro editado por la Fundación Gonzalo Torrente Ballester y la Sociedad Estatal de Acción Cultural, que alberga destacados estudios teóricos sobre el escritor gallego, y evocaciones de colegas como Saramago, Manuel Rivas y Ana María Matute. El libro también contiene un documental «GTBxGTB», con guión y dirección de Luis Felipe Torrente Sánchez-Guisande, hijo del escritor, y Daniel Suberviola Garrigosa.
Estamos pues ante un apasionante y diáctico paseo alrededor de «Los mundos de Gonzalo Torrente Ballester»; un hombre que trazó su propio perfil con sutilísimo humor galaico: «La mejor definición que podría dar de mí mismo es la de un ilustrado diríamos salvado o limitado por su creencia en las brujas».
DATOS ÚTILES
Biblioteca Nacional de España. Del 27 de enero al 6 de marzo de 2011. De martes a sábados de 10 a 21h. y domingos de 10 a 14 h. Entrada gratuita. www.bne.es
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