Ortega y Gasset quiso ver similitudes dramáticas entre Rusia y España a causa de la desproporción entre las cualidades de ambos pueblos y las deficiencias de sus minorías políticas. Por limitarme a la reflexión sobre el caso español ¿no deberíamos convenir que la sociedad española no se merece el castigo que supone tener/sufrir esta clase política? Por ejemplo, «lo» de este fin de semana. Mientras los españoles seguimos aguantando la terrible crisis que produjo la explosión de la «burbuja» creada y mantenida por los partidos, el PSOE y el PP han celebrado dos importantes actos en Sevilla y Madrid en su mejor estilo corporativo.
Los barones socialistas, reunidos en la sede federal del partido, dedicaron la sesión a dar vueltas a fórmulas que le permitan al gobierno conseguir el aval de los sindicatos en relación con las pensiones y, de ese modo, rebajar su desgaste electoral. Ni una sola mención al futuro de Zapatero que tanto preocupa a la ciudadanía.
La noticia de la Convención del PP en Sevilla fue el desencadenamiento de la euforia de los participantes elegidos o cooptados. Más que el testimonialismo propio de gentes conscientes de la crisis a la que tratan de hacer frente con la defensa de un nuevo modelo económico, los políticos «populares» se entregaron a la alegría de su previsible triunfo electoral.
En este mismo fin de semana cuatro alcaldes de Madrid se pronunciaban elogiosamente por un político que llegó a hacer virtud de la falsedad. Porque Tierno Galván no sólo se inventó un lugar de nacimiento, una familia y un inexistente campo de concentración en 1939; no sólo mintió al decir que era antifranquista cuando ganó en 1944 las más importantes oposiciones ministeriales y en 1948 la cátedra de Derecho Político (con Fraga): creó el PSI frente al del exilio. Un gran político según Ruiz-Gallardón. Un profesional de la impostura, a mi entender.
