Rajoy cree que España tiene «sed de urna» para abrir «un nuevo tiempo»
El líder del PP ofrece en la clausura de la convención de su partido «un proyecto de recuperación nacional»
El líder del PP puso ayer el punto final a una convención que ha permitido a los populares exhibir musculatura y hasta unidad ante un intenso año electoral que culminará con las legislativas del próximo año. Es por ello que Rajoy hizo un discurso de candidato proclamando la llegada de un «nuevo tiempo político» en el que todos los pasos del PP irán encaminados a dos objetivos: «reconstruir la confianza de los españoles y encabezar un proyecto de recuperación nacional».
No fue la de ayer una intervención de medidas concretas, sí de grandes enunciados respecto al modelo político, económico, institucional y social que defiende, con un país que tiene, dijo, «sed de urnas». «España quiere cambio, quiere dejar atrás la división, la fractura social, el debilitamiento de la nación y el deterioro de valores básicos en nuestra sociedad» agregó en el que puede considerarse uno de los momentos de mayor solidez interna del líder popular.
Con el poder regional y nacional al alcance de la mano, en una situación de deterioro socialista que el PP cree irreversible, Rajoy opina que lo único que se espera ya del presidente del Gobierno, al que no citó directamente ni una vez, «es que anuncie la fecha de las elecciones», eso después de acusarle de haber «faltado a la verdad» y de ausencia de «coraje, responsabilidad, horizontes, alturas de miras ni sentido de Estado. Ha sobrado —agregó— ocultación, improvisación y cálculo ventajista».
El innombrado Zapatero apareció en su discurso como un líder amortizado. La noche antes, en conversación con los periodistas, Rajoy dijo creer que Alfredo Pérez Rubalcaba será su adversario, aunque no descartó que el actual inquilino de la Moncloa repita como respuesta a la «campaña de humillación» que esté recibiendo de su propio partido.
Lucha contra el desempleo; plan de reformas «para poner el país a punto para los próximos treinta años»; austeridad «para no gastar más ni vivir del cuento»; justicia social; apelación al valor de la familia por ser «el principal motor del progreso social»; y la educación constituyeron el listado de sus principales preocupaciones y, por tanto, de sus primeros objetivos en caso de llegar al poder.
También hubo una apelación muy clara a la defensa del Estado de las autonomías como «patrimonio de todos», que dijo querer austeras, fuertes y eficaces, «comprometidas con el interés nacional». Era su manera de aclarar la postura del PP ante la polémica suscitada sobre el sostenimiento del modelo autonómico, puesto sobre la mesa no sólo por los populares sino incluso por el PSOE. Eso no le impidió proclamar que «creemos profundamente en nuestra Nación. Para nosotros España no está en juego, no es discutible y no se negocia».
Coincidiendo con el 16 aniversario del asesinato de Gregorio Ordóñez en manos de ETA y tras recordar a Alberto Jiménez Becerril y su esposa, a los que la banda terrorista sesgó la vida en Sevilla, comentó que el terrorismo «sólo terminará con la ley», e invitó a que nadie abandone ese camino, de modo que, entre otras cosas, los terroristas no participen en la vida y en las instituciones democráticas con la mirada puesta en los comicios locales y forales del 22 de mayo próximo.
«Las cosas tienen que cambiar y yo os digo que lo conseguiremos. Lo conseguiremos aunque no será fácil porque vamos a recibir la peor herencia institucional, económica y social que haya recibido un gobierno democrático en España. No es fácil porque se nos endosa una hipoteca de muchos años», agregó en otro momento de su intervención.
Rajoy apeló a la ejecutoria de los gobiernos del PP para argumentar que «lo bueno de las cosas buenas es que pueden repetirse», de modo que aquella España «desesperanzada» de 1996, «fue capaz de alcanzar poco después el mayor grado de prosperidad que había conocido nunca». Esta reflexión le sirvió para argumentar que el PP «no es una sorpresa que haya surgido de repente, ni un experimento. A nosotros se nos conoce. No haremos milagros».
El candidato Rajoy, arropado por una primera fila de dirigentes y «barones» territoriales entre los que faltaba la presidenta de la Comunidad de de Madrid, Esperanza Aguirre, —quien volvió a Madrid el sábado por asuntos personales—, apeló al voto no sólo de los simpatizantes populares sino de todos aquellos ciudadanos que quieran trabajar «por la concordia, por el bienestar. Todo el mundo será bienvenido. Cuando se trata de España, no hay bandos».
«No fue siempre fácil»
El PP culmina así una cita con la que arranca campaña de las generales teniendo todos los sondeos a favor. Entremedias quedan momentos muy duros que el propio Rajoy reconoció al afirmar que «sé que estoy aquí porque vosotros habéis querido y además porque me habéis ayudado siempre y no fue fácil. Lo sé, lo tengo y lo tendré siempre presente. Lo único que puedo deciros es que seguro que estaré a la altura.
El PP ha insistido mucho en estos días en la idea de «equipo» y en torno a la misma emitió un vídeo en el que se veía a Rajoy con zapatillas de deporte caminando a primera hora de la mañana por los alrededores de su vivienda. Explicaba, mientras se ataba los cordones, que «no hay camino largo si la meta merece la pena». Más tarde cambia las zapatillas por la corbata explica que tiene que reunirse con su «gente», la misma en que «puedes confiar».
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