Hazte premium Hazte premium

REAL MADRID

El ojito derecho del Bernabéu

Mesut Ozil encandila a la afición blanca con su magia y talento

ap

JOSÉ MANUEL CUÉLLAR

Seamos sinceros: de un tipo que es partidario de los Lakers y que admira a Al Pacino y, sobre todo, a Robert de Niro, no se puede esperar más que bondades y virtudes. Es Mesut Ozil, la nueva sensación que se pasea por el Bernabéu con pisadas silenciosas y alas de seda. El turco alemán se va convirtiendo poco a poco en el niño mimado del Bernabéu, el ojito derecho de una afición a la que encanta esta clase de jugadores: talentosos, elegantes, sublimes en su quehacer, con ese tono de distinción tan difícil de encontrar en un futbolista.

El Bernabéu ama dos clases de jugadores por encima de todas las cosas: los Pirri que se dejan la piel y las entrañas por su club, y los Zidane, que flotan en el espacio, los Baryshnikov en éxtasis. Ozil pertenece a esta última especie. La afición ve en él una similitud a Guti, pero sin la estridencia mediática del de Torrejón. En realidad, Ozil es el contrapunto de, por ejemplo, Cristiano. El portugués es un continuo volcán en erupción, un Mourinho futbolístico, siempre en el espejo, en el foco y con mil cámaras a su alrededor.

Para Ozil nada de eso existe. Criado en Bulmke, un barrio humilde de Gelsenkirchen, Mesut creció en el entorno complejo que le dio el ser una segunda generación de inmigrantes. Desde pequeño su sitio preferido para ir a jugar era lo que él llamaba «la jaula de monos» : «El nombre venía dado porque estaba rodeada de verjas y las porterías eran de metal».

Es probablemente por esa infancia, humilde y sencilla, por lo que Ozil ha crecido entre la discreción y el silencio. Se dice de él que viaja en turista, que compra en Zara, que no le gusta demasiado salir más de lo necesario y que es algo reacio a las cámaras y los flashes.

Amante del rap (al igual que Benzema) rodó incluso un anuncio televisivo al ritmo de su amigo, el rapero Jan Delay . Dicen que acaba de romper su relación con la modelo Ann Maria Lagerblom, mayor que él, porque, según dice ella: «ha cambiado mucho desde su llegada a Madrid». No lo parece, el chico sigue siendo educado, correcto, muy amigo de sus amigos y cada vez mejor futbolista.

A Florentino le costó 15 millones de euros (una ganga), pero el presidente le ha puesto una cláusula de 250 millones. Un jugador de solo 22 años que suena a futuro Balón de Oro. Al tiempo.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación