Lección de canto en los Goya de la ópera

Enrique Viana —travestido de mujer— llenó de humor y de colorido —con cinco cambios de vestuario— una velada que fue un homenaje a los maestros de canto, —«los verdaderos protagonistas de la historia de la ópera»—, convirtiendo la noche en una «gala pedagógica» para el público que llenó el Teatro Campoamor.

Pero la verdera lección de canto llegó de manos de uno de los premiados, Leo Nucci, mejor cantante masculino de ópera por su interpretación en «Rigoletto» en el Real, donde hizo historia al dar un «bis» del duo «Sí, vendetta». El punto álgido de la velada, y que provocó el fervor del público, fueron las tres interpretaciones —la última de ellas junto a Celso Albelo, premio al cantante revelación— del barítono italiano de páginas de Verdi y Donizetti. El premio a la mejor cantante femenina de ópera lo recogió Nina Stemme por su interpretación de «Salomé», en el Liceo de Barcelona; mientras que Andrea Marcón recibió el de dirección musical por «Ariodante» de Haendel; y Carles Padrissa, de la Fura dels Baus,el de escena por la Tetralogía realizada en el Palau de les Arts, de Valencia.

El premio a mejor producción de ópera española o zarzuela lo recogió Gustavo Tambascio, director de «Parténope», producida por el Instituto Nacional de las Artes y de la Música (Inaem); mientras que la Asociación Bilbína de Amigos de la ópera (ABAO) fue reconocida por su contribución al mundo de la lírica, en especial, por su proyecto más reciente y ambicioso «Tutto Verdi». Por último, el galardón a toda una carrera fue para el barítono José Van Dam. Como broche final, los galardonados y el público —tras un curso de canto express— acabaron la velada entonando «La donna e mobile» de «Rigoletto».