Vaya por delante todo mi respeto, así como los mejores deseos a la tripulación del «Vega 5», de un compañero que ha tenido la satisfacción de trabajar con alguno de ellos. Las aguas de Somalia, sin un Estado que ejerza sus derechos para vigilar y regular la extracción de sus riquezas, se presta a este tipo de acciones, donde impera la Ley del más fuerte. La «Operación Atalanta» está allí para defender los caminos de la mar por donde transita la «ayuda humanitaria» a Somalia, careciendo de medios —por otro lado imposibles— para proteger a la flota pesquera de las aguas del Índico, que realiza sus faenas sin zonas previsibles y siempre detrás de ese otro tesoro llamado atún. La piratería organizada de hoy en día, con oficinas de abogados mediadores en las capitales europeas, conoce exactamente estas circunstancias y desplaza en la mar a sus peones de desheredados en busca del golpe de suerte que, en forma de pesquero, convierta a éste en «buena presa». Una vez más, la sufrida gente de mar, pagará las consecuencias. Mi esperanza está en el conocimiento del presidente de Pescanova. Y sabiéndolo, el Vega 5 puede contar con toda la dedicación y medios posibles para su pronto regreso a casa.
JUAN CARLOS B.N. GONZÁLEZ
VIGO
