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Al rescate de un Valladolid olvidado

Joaquín Díaz presenta un libro con fotografías fechadas entre 1847 y la década de los cincuenta del siglo XX

FUNDACIÓN JOAQUÍN DÍAZ

FÉLIX IGLESIAS

Para Joaquín Díaz, una fotografía tiene tanto valor cultural e histórico como un documento escrito o una pieza de arte. No en vano para el etnógrafo zamorano, las instantáneas son testimonios de lo que fue y, sobre todo, lo que fuimos, y, de algún modo, no hemos dejado de ser. Y fe de ello da la publicación «Álbum de Valladolid», editado por Castilla Tradicional, en la que se presentan 120 imágenes realizadas entre 1847 y finales de la década de los años cincuenta del siglo pasado.

Entre las decenas de fotografías reunidas, cabe destacar las aquellos monumentos, edificios y espacios desaparecidos principalmente con el desarrollo industrial del Valladolid de la segunda mitad del siglo XX, aunque también hay un apartado especial para los pueblos. Además del Teatro Pradera en el Campo Grande, se «rescata» un claustro de la Universidad, el templete de la Acera de Recoletos, la antigua casa de Colón en ruinas, la aceñas del río Pisuerga o una estación de ferrocarril rodeada de huertas.

Este libro nace de un proyecto que no ha cuajado por el momento y que pretende dar rostro al Valladolid desaparecido, y en el que Díaz trabaja junto a Jesús Urrea y María Antonia Fernández del Hoyo. Sin embargo, «Álbum de Valladolid» no es un libro «nostálgico sino histórico», recalca su autor. Como folclorista y etnógrafo, Joaquín Díaz rastrea en mercadillos, anticuarios —que se aprovechan de su interés pidiendo hasta 300 euros por instantánea— y familias que o bien se desprenden de sus fotos o se las ofrecen por si tienen algún interés. Al fin al cabo, se trata fotografías que testimonian el pasado más próximo en imágenes, generalmente en blanco y negro, y donde las personas son quizá más importantes que los espacios atrapados en ellas. Así lo resalta Joaquín Díaz cuando subraya de estas fotografías «particularmente el valor de la instantánea costumbrista en la que la persona y sus circunstancias superan con creces al interés por las cosas, por las herramientas, por la mecánica, que al final no serían nada sin el individuo, ese individuo que supo crearlas, usarlas y mejorarlas».

Preparadas

En contraposición a la indiferencia actual, las fotografías suponían entonces un auténtico acontecimiento social. Frente a la banalidad digital, la excepcionalidad de las placas de cristal o de los negativos de gran formato obligaba a acertar en la composición de lo retratado. De ahí, que en la mayoría de las imágenes que reúne este libro el personal posa concienzudamente al saberse protagonista de un momento único. Por ello muchas fotografías capturan acontecimientos excepcionales como una corrida de beneficencia, donde todo las personas, mujeres y hombres, tiene la cabeza cubierta con sombreros de tipo cordobés, viseras, bombines, entre otros tipos , además de recoger actos sociales o simplemente al maestro con todos los alumnos.

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