calcio
La segunda caída de Ronaldinho
El todavía jugador del Milán decide su futuro en Brasil entre discotecas y copas
ángel gómez fuentes
Cuentan los periódicos italianos que para Ronaldinho las noches de Dubai, donde el Milán ha estado concentrado esta Navidad, no tenían secretos: llegaba a su habitación a las siete de la mañana, poco antes de que sonara el despertador de sus compañeros. En ... cuatro días de estancia en los Emiratos Árabes no se ha entrenado más de dos horas. Se le ha visto mucho más en la piscina del hotel que en el campo, haciendo grupo solamente con los brasileños del equipo: Pato, Robinho y Thiago. Se había alejado del resto del grupo, que no veía ya con buenos ojos el distanciamiento y actitud de Ronaldinho con el equipo. En realidad, a nadie ha sorprendido la fuga de Ronaldinho. Ibrahimovic ha sido contundente: “Ya no reía. Ha hecho la mejor elección”.
Se ha concluido así, de forma desoladora para el jugador, su aventura italiana. Llegó en 2008 a Milán, procedente del Barcelona, donde era ya un ídolo caído por su anárquico estilo de vida, marcado por juergas nocturnas y falta de disciplina. Cuando el Milan mostró su interés por el brasileño, al presidente Adriano Galliani le llegaron advertencia de la vida irregular de Ronaldinho y renunció al fichaje. Pero el propietario del Milan, Silvio Berlusconi, en plena campaña electoral, impuso su criterio pregonando a los cuatro vientos: “Los «tifosi» me piden derrotar a Romano Prodi y comprar a Ronaldinho”. Galliani tuvo que dar marcha atrás y Ronaldihno se convirtió en “milanista” en el 2008 ante el entusiasmo de los seguidores del Milan.
Desde entonces ha jugado 95 partidos, pero hacía tiempo que Ronaldinho no era ya ni la sombra de sí mismo. Se mostraba como un jugador sin motivaciones, rebelde al esfuerzo y a los entrenamientos. Su primera temporada con el Milan, con Carlo Ancelotti como entrenador, fue discreta, marcando 10 goles. Pero ya con su compatriota Leonardo en el banquillo, Ronaldinho acentuó su inclinación irrefrenable a la “dolce vita”, sin saber observar las más elementales reglas de disciplina y comportamiento de un jugador de élite. Sus juergas nocturnas eran conocidas en todos los medios. Una de sus fiestas, en una suite de un gran hotel de Milán, con mujeres, cajas de cerveza y champán fue denunciada incluso por el «Corriere della Sera» .
Nunca Ronaldinho se comportó durante su aventura italiana como un profesional que ganaba 8 millones de euros por temporada. De él se decía: “Vuelve a casa a las 2, y se entrena a 2 por hora”. Su carácter estaba reñido con el espíritu de lucha y por eso, tras sus decepcionantes actuaciones ante el Real Madrid en Champions, en noviembre, perdió la titularidad y renunció a combatir por un puesto en el equipo.
Ronaldinho termina así, de forma muy poco edificante y sin ninguna gloria, su aventura italiana. Después de Barcelona, la de Milán ha sido la segunda caída del ídolo. Ahora, mientras su hermano Roberto de Assis negocia en Brasil con Adriano Galliani su próximo futuro (Flamengo, Gremio, Palmeiras y Blackburn son los equipos interesados en contratarlo, aunque su hermano ha confirmado que el destino será Brasil y se conocerá este martes), Ronaldinho está en lo suyo: Ha pasado la noche hasta el alba, según los medios brasileños, en tres discotecas y con unas copas de más.
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