ENTREVISTA A ANTONIO MIRANDA

«En los temas de país, el PSOE ahora no es un partido de fiar»

El número tres de los populares gallegos mira dentro y fuera de su partido en esta charla con ABC, a cinco meses de que él mismo se examine en Allariz, donde es candidato

MIGUEL MUÑIZ

JOSE LUIS JIMÉNEZ

27/12/2010
Actualizado a las 08:43h.

— La Xunta aprobó la semana pasada unos duros presupuestos, con un recorte de casi un 11%. ¿No había alternativa?

— A efectos de determinación de gasto, siempre podría haber variaciones. Si los hubiera hecho el anterior bipartito, iría en términos diferentes, conociendo sus prioridades. Pero estos Presupuestos están hechos con el criterio de gastar lo racional y legalmente posible, bajo la concepción moral de «pagar lo que debemos, no gastar lo que no tenemos». Esa premisa es válida, y había que aplicarla para garantizar el gasto social. A la oposición le molesta que tres de cada cuatro euros se dediquen a estos servicios públicos.

— La oposición les acusa de privatizar esos servicios en estas Cuentas.

— En absoluto. En el Hospital de Vigo, este gobierno hace posible lo imposible en plena crisis. Hacer un centro hospitalario público tirando del dinero corriente era inconcebible, porque hay que pagar otro tipo de servicios. Lo que hacemos es buscar mecanismos para su construcción. Independientemente de su titularidad, el servicio que presta es completamente público, con médicos públicos, que atenderán a pacientes del sistema público. El capital privado lo que hace es prestarnos el dinero y nosotros lo pagamos en varios años. Lo mismo que hará el insigne ministro de Fomento con el AVE a Galicia, mecánica que le vale al PSdeG.

— Hablando de sanidad, los socialistas han pedido una comisión de investigación para aclarar el pago de primas en el Sergas por dar de alta a enfermos. ¿La van a respaldar?

— Ese tipo de declaraciones del señor Vázquez van en la línea de su oposición histriónica que empezó hace algún tiempo, valiéndose de su inmunidad parlamentaria para decir barbaridades. Si lo dijera en otro órgano, tendría problemas con la Justicia. No es admisible que se acuse a los facultativos gallegos de aceptar sobornos por dar altas, y menos siendo él médico. No cabe aquí la ignorancia. Este tema no merece discusión y en el Parlamento no se puede perder el tiempo para comprobar barbaridades. El Sergas dio las explicaciones oportunas.

— A veces da la impresión que miran demasiado a Madrid buscando culpables...

— Galicia no es una isla, sino una autonomía que ejerce sus facultades dentro del Estado. Tenemos una vinculación altísima con el Ejecutivo central, porque nos condiciona muchas de las cosas que queremos hacer. La Dependencia, sin ir más lejos. Tendríamos que apostar los costes al 50%. Si el Gobierno central no llega ni al 30%, ¿la Xunta tiene que callarse y poner la mayor parte sin pedir cuentas? No podemos tener un gobierno sumiso. Va a seguir siendo reivindicativo, reclamando lo que es justo.

— ¿Cómo ve la crisis de liderazgo que atraviesa el PSdeG?

— Cada uno debe arreglar su casa como mejor pueda. Desde fuera, y pensando en clave política, no podemos olvidar que ser el primer partido de la oposición es una responsabilidad. Al partido mayoritario le preocupa su situación, por la repercusión que tiene en la ciudadanía. Y la casa socialista hoy parece que no está muy ordenada ni organizada. Ese liderazgo que pretendió llevar Vázquez, no lo consiguió, y no va a llegar unido a las municipales. No sé si se debe a su perfil como líder o a que fue puesto ahí por el dedo de José Blanco de forma transitoria. Nos preocupan las consecuencias que esto está teniendo en el PSOE, que a la hora de abordar temas de país se ha convertido en un partido que no es de fiar.

— ¿Qué opina sobre la propuesta interna del PSOE para limitar la acumulación de cargos?

— Hay que hacer muchos matices. Están los cargos institucionales remunerados, los que no lo son, y luego los que por su propia naturaleza deben acumularse. No se puede ser diputado provincial sin ser concejal. La ley también marca unas incompatibilidades. En este tipo de temas se puede marcar un criterio, sujeto a excepciones en aquellos casos más concretos. Un criterio drástico no es bueno. Yo no defiendo que una persona acumule tres cargos diferentes si se exige profesionalización, pero hay otro tipo de compatibilidades aceptables.

— ¿Ser concejal y parlamentario, por ejemplo?

— Pues sí. ¿Qué lo impide? Puede favorecer a esa corporación, a esos vecinos, porque da la oportunidad de acercarte a otro tipo de políticas que pueden favorecer a tu concello. Pero si ese concejal tiene área de gobierno con dedicación exclusiva, tendría que dejar el escaño, lógicamente.

— Dijo que por su cabeza «no pasaba otra cosa que no fuese ganar en Allariz». Sabe que los alcaldes no pueden ser diputados.

— Sí señor, lo sé. Lo tengo muy claro. No dudaría ni 30 segundos por ser alcalde de mi pueblo, más allá de que lo diga la ley.

— Parece que anteponga Allariz al Parlamento.

— No, no. En determinados momentos hay que marcar prioridades. Y si yo le pido a los vecinos que me apoyen para llevar a cabo la gestión municipal, no puedo decirles que es un trabajo a tiempo parcial porque tengo obligaciones en el Parlamento.

— ¿No cree que peca de excesivo optimismo sobre sus expectativas en la «zona cero» del nacionalismo?

— Yo soy realista. También soy optimista por naturaleza. Me presento con conocimiento de causa pleno, sabiendo que es posible llegar, con todas las dificultades que hay después de 21 años de gobierno nacionalista. Pero aquí en Galicia durante 16 años gobernó Fraga y llegó un momento en que hubo un cambio. Y en Allariz es posible. La percepción que tengo, a pie de calle, es esa.

— Las encuestas reflejan que el PP va a subir, pero que igual no es suficiente para gobernar las ciudades. ¿Mal consuelo?

— No, no lo es. Es interesante que las encuestas digan eso, porque en el PPdeG estamos acostumbrados a ganarlas. Recuerde las pasadas autonómicas. Alcanzar la mayoría absoluta, concejal más o menos, dependerá de la ciudadanía. Hay ansias de cambio, de dejar a un lado los bipartitos.

— ¿Se han cerrado las heridas en el PP de Ourense tras el agrio debate interno de enero?

— Ese proceso acabó, las dos candidaturas mostraron el interés de diferentes personas para liderar un ilusionante proyecto político, y los militantes hablaron y eligieron un presidente, mi presidente. Esta visión mía seguro que coincide con la inmensa mayoría. ¿Que pueda haber alguna persona que guarde posibles heridas? Es posible. Hoy en el PP de Ourense todos trabajamos en la misma dirección, encajando dentro del puzzle del PP de Galicia.

— ¿Sería un fracaso no recuperar la alcaldía de Ourense?

— Dentro de esa línea general de trabajo común, en Ourense estamos ahí, con todas las posibilidades abiertas. Nos falta un concejal, y un puñado de miles de votos. No podemos plantearnos otro escenario que no sea conseguir la mayoría absoluta. No tendría sentido.

— No han aclarado si van a llevar tránsfugas o no en las listas.

— Tenemos claro que cumplimos el Pacto Antitransfuguismo, y que el PSOE lo rompió. Esos son los hechos. De ahí para adelante, ya se verá.

— O sea, que roto el pacto, barra libre.

— Yo diría que si se rompió, nadie tendrá legitimidad para exigirnos el cumplimiento de algo que no existe. El partido tomará sus decisiones con libertad. El PP cumplió su palabra y lo firmó, el PSOE no.

— Pero este tipo de cuestiones, ¿son convicción moral o conveniencia política?

— Evidentemente, el transfuguismo es una cuestión de convicción moral. Pero evidentemente se le pretende imponer una moral al PP por alguien que no se atuvo a ella.

— Visto con la perspectiva que da el tiempo, ¿se sintió un cabeza de turco con la polémica del cobro irregular de dietas parlamentarias?

— Lo que pudo ser un mero error administrativo se convirtió en una persecución sin sentido. Puede que algún partido quisiera verter sobre mí sus propias frustraciones. Es un tema zanjado a estas alturas, esclarecido, y estoy completamente tranquilo. Lamentablemente, otros no pueden decir lo mismo en esta cuestión y tienen cosas pendientes.