LA GARITA DE HERBEIRA
TC y monopolio educativo
Abusivamente, el TC asimila educación a escolarización, o lo que es lo mismo, «no hay educación fuera del Estado»
PARA curarnos del susto proporcionado por los datos del reciente Informe Pisa sobre la educación, el Tribunal Constitucional (TC) nos proporciona otro mayor. Si en el Informe Pisa se hablaba del fracaso educativo en España, que alcanzaba cotas escalofriantes. Ahora nuestro heroico TC, el de las fallos sobre Rumasa, el Estatut o la Ley del Suelo, nos sentencia a que abandonemos toda esperanza. ¿Salvo Estrasburgo?
El abogado Francisco Fernández Tarrío, que defiende a algunos de los afectados gallegos, acaba de publicar en la página de Poder Limitado, una especie de embrionario Tea Party gallego, un conciso, sugestivo y documentado texto crítico sobre el particular. La sentencia del TC sobre el llamado «homeschooling» o educación en la propia casa dice: «el derecho a la educación en su condición de derecho de libertad no alcanza a proteger una pretendida facultad de los padres de elegir para sus hijos por razones pedagógicas un tipo de enseñanza que implique su no escolarización en centros homologados de carácter público o privado». En consecuencia, abusivamente a nuestro entender, el TC asimila educación a escolarización, o lo que es lo mismo, «no hay educación fuera del Estado».
El sistema educativo oficial fracasa o es manifiestamente mejorable, al menos en España. Los padres y tutores partidarios del «homeschooling» adquieren una gran responsabilidad y deben asumir un mayor esfuerzo. Incluido el de facilitar las comprobaciones razonables precisas. Los adelantos técnicos permiten la vieja máxima taoísta de que sin salir de casa se pueda conocer el universo. Toda decisión tiene ventajas e inconvenientes. Ahí está el reciente ejemplo del moro vegetariano que denuncia a un profesor de su criaturita por hablar del jamón.
Pero, puede entrometerse moralmente el Estado en este asunto de modo tan rígido, tan excluyente, ¿legalmente? Mi opinión es que no, en ninguno de los dos casos. Lo que se requiere es fomentar la responsabilidad. Visto lo visto, no tenemos ninguna garantía de que esta preocupación ilustrada de formar hombres virtuosos y de recto juicio se vea mejor servida cuando es el Estado quien exclusivamente asume las competencias educativas. Visto lo visto, cada vez resulta más necesario desconfiar del Estado. Y desde el punto de vista legal, si el TC tuviese razón en afirmar la inconstitucionalidad del «homeschooling» mientras serían constitucionales engendros como las ikastolas o las prohibiciones de estudiar en español en cualquier parte de España, estaríamos ante un ejemplo más de la necesidad de reformar la constitución que ha devenido en un obstáculo real para el progreso moral, económico y político del pueblo español.
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