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La medalla olímpica, su último reto

Perfil

JORGE ABIZANDA

MARTA DOMÍNGUEZ ATLETA

De niña soñaba con llegar a ser algún día policía, como su abuelo materno, pero nunca se imaginó que se vería envuelta en una presunta trama de dopaje y mucho menos que sería detenida por ello acusada de suministrar sustancias prohibidas a otros deportistas. Marta Domínguez (Palencia, 1975), la mejor atleta española de la historia, ha provocado otro terremoto en el deporte de un país que vive pendiente de la decisión que adopte el Comité de Competición sobre Alberto Contador, héroe de la bicicleta que atraviesa sus horas más bajas después de dar positivo por clembuterol en el Tour de Francia. Como en el caso del madrileño, la intensidad del seísmo ha alcanzado la máxima magnitud entre los aficionados y la inmaculada reputación de que disfrutaba la actual campeona del mundo de 3.000 metros obstáculos y subcampeona de Europa en la misma distancia está ahora bajo sospecha.

Desde que en 1993 se diera a conocer a nivel internacional en San Sebastián al proclamarse campeona de Europa junior de 1.500 metros, Marta Domínguez no ha parado de acaparar portadas por sus medallas y éxitos deportivos. Una pródiga carrera a la que el pasado 4 de noviembre puso un punto y aparte para dedicarse a la maternidad porque en mayo de 2011 dará a luz a su primer hijo. Pero el atletismo es su vida, corre por sus venas, y su regreso a las pistas está anunciado para Londres 2012, donde confía en conquistar el metal olímpico, único que aún no figura en su extenso palmarés.

Del fútbol al atletismo

Nacida en el seno de una familia numerosa, su afición por el fútbol la arrastró al atletismo. Confesa seguidora del Real Madrid, a los nueve años convocó a sus amigos a un partido, pero debían entrenarse para preparar una carrera y ella decidió unirse a ellos. El flechazo fue inmediato y, desde entonces, en contados días ha dejado de entrenarse a lo largo de su vida. Nada ha sido un obstáculo para calzarse las zapatillas durante ya casi 20 años de atletismo. Carácter de sacrificio y esfuerzo que le ha hecho ganarse a pulso la reputación de atleta brava, valiente... e inteligente. Porque pocas como Marta saben dosificar las fuerzas y sacar el máximo partido de ellas en las grandes competiciones. Su gran secreto es el trabajo y esa cinta rosa que luce en la cabeza en todas las grandes carreras. Un regalo de su abuela que estrenó con la medalla de plata en el Mundial junior de Lisboa en 1994 y que desde entonces se convirtió en su amuleto. Siempre tiene un hueco reservado para ella en su maleta.

Con su sacrificio se ha ganado a pulso el cariño de los aficionados y de José María Odriozola, presidente de la Federación Española de Atletismo, donde Marta Domínguez ocupa una vicepresidencia. Por eso, verla ahora relacionada con una red de dopaje encoge tanto el estómago como aquel 17 de agosto de 2008 cuando en la final olímpica de Pekín tropezó en el penúltimo obstáculo y se quedó sin opción de medalla. Se levantó y llegó a la meta con una sonrisa. Sabe reírse de su desgracia. Buen humor que seguro no le faltará para afrontar el trance en el que está ahora inmersa.

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