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A CONTRACORRIENTE

El canon

La primera exposición de la Cidade da Cultura reniega de los vínculos de la cultura gallega con la hispánica

ANDRÉS FREIRE

LA exposición Ex libris Gallaeciae da para mucho artículo. Al cabo, estamos hablando de la exposición inaugural del Mausoleo Gaiás, con la que se pretende abiertamente determinar el canon de la alta cultura gallega. La exposición es ambiciosa. Está repleta de joyas de nuestra bibliografía dignas de ser aventadas al mundo. Allí está uno de los Códices Calixtinos, el primer libro impreso que llegó a Galicia, y el primero de los impresos en Galicia. También está el primer mapa de nuestra tierra y libros que muestran la aportación gallega al conocimiento universal (en derecho, matemáticas, botánica) no siempre justamente reconocida, incluso entre nosotros.

Sin embargo, en toda selección, tan importante es lo que contiene como lo que ignora. Varios olvidos acuden a mi memoria. Echamos en falta, por ejemplo, la Biblia Kennicott, comisionada lujosamente por un judío coruñés, aunque quizás su ausencia se deba a causa mayor. No encontramos razones, sin embargo, para que falte la Descripción del Reyno de Galicia del Licenciado Molina (1550), una joya impresa en Mondoñedo; la única que se nos ocurre es que su autor era malagueño. Y aunque es de justicia que aparezca el Padre Sarmiento y sus comentarios respecto al gallego, no sabemos por qué falta en el canon el Padre Feijoo. Una visión más amplia de la cultura gallega hubiera incluido la dedicatoria con la que Cervantes agradece, en el prólogo del segundo Quijote, su protección al Conde de Lemos. Esa amplia visión no existe en Gaiás. De ahí que tampoco incluya entre los libros de Galicia La Celestina , editada por Eugenio Krapf en 1899 en Vigo, la primera edición moderna de esa obra cimera de la literatura universal.

Muchas de estas ausencias se explican por el simple hecho de que vinculan a la cultura gallega con la española. Pues, en el fondo, la ausencia más conspicua de esta exposición es la del castellano. Cuando muestra la Galicia que se explica a sí misma, aparecen obras muy menores sin otro mérito que el estar escritas en gallego. Aparecen, cómo no, los libros fundacionales del nacionalismo. Desaparecen, empero, obras magnas en las que los gallegos han escrito sobre su tierra. Pienso, por decir algunas, en Los Pazos de Ulloa , las Sonatas de Valle-Inclán, Los gozos y las sombras . Según parece, esos libros han dejado de ser libros gallegos. Y nadie ha protestado…

En conclusión, la primera exposición de la Cidade da Cultura es una declaración de intenciones, que reduce la cultura gallega a la nacionalista, que rechaza oficialmente la creación gallega en castellano y que reniega de sus vínculos con la cultura hispánica. El Mausoleo Gaiás, vendido como apuesta por la universalización, deviene al fin en paradigma del narcisismo provinciano.

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