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Los permisos y las sanciones amortiguan la recogida incontrolada de setas

Comarcas de Burgos, Valladolid, Segovia y Ávila se sumaron esta campaña al proyecto de regulación de los montes iniciado en 2003 por Soria

JUAN GILES

Con diciembre llega el momento de hacer balance de la primera fase de recogida de setas en Castilla y León. Una recolecta que este año ha contado con una novedad muy importante, y es que más de cien municipios de hasta siete provincias de la Comunidad, todas menos León y Palencia, decidieron dar un paso al frente para intenar controlar a la explotación micológica desmedida que estaba poniendo en peligro sus montes. Por este motivo, se unieron al Proyecto MyasRC, que lleva desde el año 2003 funcionado en Soria y que exige obtener un permiso para recolectar setas en los montes controlados, imponiendo sanciones a quien no lo hagan. Y aunque, por el momento, la medida está dando sus primeros pasos, la experiencia soriana demuestra que éste es un buen camino para preservar uno de esos pequeños valores que ofrece la tierrra.

Como consecuencia de esta regulación de los montes, todos aquellos que han querido recoger setas en estas zonas han tenido que pagar un permiso, cuyo valor varía en función de si pertenece al municipio o no, y también si la recolecta es con fines recreativos o comerciales. El director del proyecto, Arturo Esteban, destaca que esta medida busca «la protección de los bosques y no la recaudación». Por eso el coste del permiso para la recolección recreativa es «simbólico» y va desde los tres euros para los vecinos empadronados en el municipio hasta los diez para aquellos que sean de fuera. Otro factor a tener en cuenta es el uso que se hace de las setas: los permisos van desde los diez euros para los recolectores con fines recreativos a los 240 euros para aquellos que lo hacen con fines comerciales. La participación en este proyecto «es voluntaria», incide Esteban, y por lo tanto, son los propios ayuntamientos o entidades propietarias de los terrenos los que piden entrar a formar parte del mismo.

Cinco nuevas unidades

Las nuevas Unidades de Gestión Micológicas (UGAM) que se han incorporado este año a las dos ya existentes en Soria son la sierra de Ayllón y la de Guadarrama, en la provincia de Segovia; las Merindades, en la provincia de Burgos; la zona de Montes Torozos-Mayorga; en Valladolid y Norte Gredos en Ávila. Serán, a falta de Salamanca y Zamora, más de 60.000 hectáreas que se sumarán a las 61.500 ya controladas en la provincia soriana.

Una de los nuevos municipios que se han unido a esta iniciativa es el vallisoletano de Mayorga. Su teniente alcalde, Máximo Luis López Delgado, señala que esta norma ha sido respaldada «por los propios vecinos del pueblo» ya que, explica, antes de iniciar el control de los montes «venían furgonetas con cinco hombres y dejaban los montes vacíos». Por ello considera, sin dudarlo, que esta mayor vigilancia ha lobrado amortiguar la recogida incontrolada de setas que sufrían en el entorno. No obstante, Delgado considera que lo importante en estos casos es concienciar a la gente de que «sin este control y sin proteger los montes, éstos terminarán por desaparecer». Una de las personas con más experiencia en el funcionamiento del proyecto es José Antonio Vega, técnico de la iniciativa en Soria, donde lleva implantada desde 2003. Cuando comenzó a controlarse los montes sorianos, recuerda, «era todo más complicado ya que era la primera vez que se hacía», por lo que está convencido de que «ahora es mucho más sencillo» para los nuevos municipios.

Para Vega, los mayores problemas venían «por la carencia de permisos», por lo que al principio la labor de los vigilantes era «más informativa que sancionadora». Una vez que los montes estuvieron señalizados y se consiguió concienciar a la gente de la necesidad de sacarse los permisos comenzaron las multas «por llevar rastrillos o bolsas de plástico, que es algo que estaba y está prohibido».

En todo este tiempo, los recolectores foráneos, tanto los de nacionalidad española como los extranjeros, mayoritariamente rumanos y polacos, han sido los que más veces han incurrido en delitos micológicos, algo lógico si se tiene en cuenta que, según el propio Vega, este proyecto «sale del consenso de la propia población local» y que son los empadronados en las localidades los que directamente pactaron los precios con sus ayuntamientos. A parte de tener controlados los montes y asegurarse el futuro de los mismos, Vega destaca el «beneficio económico» de la medida para los propios municipios, ya que todo lo que se recauda en sanciones «va directamente a las arcas de los propios pueblos». Además, estos siete años de experiencia han servido para «mejorar el turismo micológico de la zona» porque, según el técnico de Soria, «la gente prefiere ir a por setas a zonas controladas».

Dos meses de campaña

Las cinco nuevas unidades de gestión hacen ahora balance tras los dos primeros meses de vigilancia y control y aunque aún es prematuro sacar una conclusión definitiva, valoran de forma muy positiva la iniciativa, pese a que en algunos casos, como Mayorga, la recolecta de este año no será muy significativa debido a las condiciones meteorológicas.

En otro municipio como Riaza tampoco ha sido la mejor campaña, aunque la gente de este municipio segoviano ha respondido a la hora de acreditarse. El Ayuntamiento ha expedido alredeor de 700 carnés, lo que supone «un compromiso» que, según su alcalde, Benjamín Cerezo, se ha visto reflejado en las Jornadas micológicas que se organizan cada año en la localidad. El regidor cree que será en primavera cuando haya más abundancia aunque, añade, los montes de la zona se caracterizan «más por la variedad que por la cantidad».

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