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Mortier rememora Salzburgo con «El caballero de la Rosa», de Wernicke

Jeffrey Tate debutará en el foso del Teatro Real con la ópera de Richard Strauss

SUSANA GAVIÑA

Dieciocho metros de telón le ha regalado el Festival de Salzburgo al Teatro Real —según palabras de su director artístico, Gerard Mortier— para presentar en Madrid, a partir del próximo viernes, la producción de «El caballero de la Rosa». Una pieza fundamental, el telón, pues fue testigo del estreno en los años 60 de la ópera de Richard Strauss en la localidad austriaca bajo la batuta de Karajan. El montaje que llega a Madrid viene firmado por el fallecido Herbert Wernicke (responsable de la producción de «El Quijote» de Cristóbal Halffter, estrenada en el Real en 2000), que fue estrenado en Salzburgo en 1995, siendo Mortier director del festival. «Murió demasiado pronto», afirmó ayer Mortier. «Juntos colaboramos en títulos como “Fidelio”, “Boris Godunov”, “Don Carlo”, “Troyanos”.... Pero éste montaje es el mayor reto que he abordado en mi carrera», confesaba orgulloso el director belga, que ha contado con Alejandro Stadler para la realización de escena, «aunque yo conozco cada detalle y movimiento», precisaba Mortier.

Con libreto del Hugo von Hofmannsthal, que formó tándem con Strauss en varios títulos, la obra fue estrenada en 1911 en Dresde. «Convirtiéndose rápidamente en un éxito». Ambientada en la Viena del siglo XVIII, en los primeros años del reinado de la emperatriz María Teresa, es una «reflexión sobre el tiempo. Algo que no existe para los jóvenes pero en lo que no dejan de pensar los viejos», indicó el director artístico. En este punto, la reflexión sobre el transcurrir del tiempo se encuentra la Mariscala, que protagoniza un magnífico monólogo al final del I acto. Casada con un anciano barón Ochs, enviará a su joven amante, Octavian, para que sea el Caballero de la Rosa en la boda de su primo. El encuentro provocará que se enamore de la novia.

Para este título, Wernicke ideó un escenario dominado por grandes espejos en los que se refleja el mundo de la protagonista, pero también «el mundo existencial del público». De todos los teatros en los que ha estado este montaje, «éste es el mejor, donde hay más intimidad». Aquí también se ha mejorado la iluminación, «algo de lo que no se sintió muy satisfechó Wernicke en Salzburgo».

En cuanto a la parte musical, «El caballero de la Rosa» supuso un giro en la evolución compositiva de Richard Strauss. Tras títulos como «Salomé» o «Elektra», más emparentados con la Segunda Escuela de Viena, el compositor volvió con esta ópera a la música tonal. «Para mí esta es una obra muy especial», explicó el director de orquesta británico Jeffrey Tate, encargado de asumir la partitura en el que supone su debut en el foso del Real. Absolútamente «impresionando» por el trabajo realizado por la Orquesta Titular, «que llevabas estudiada la obra desde la primera lectura», subrayó la dificultad que entraña el hecho de cantar y hablar. «Strauss inventó un lenguaje nuevo en el que los personajes mantienen conversaciones de manera natural». Esto provoca una dificultad añadida. «La orquestación es como si fuera música de cámara para que se pueda escuchar la voz de los cantantes. Para la orquesta es un reto porque es un sonido nuevo». Destacó asimismo, que el magnífico montaje de Wernicke, permite una proyección «espectacular» de las voces.

Encabezan el reparto, Anne Schwanewilms, Franz Hawlata, Joyce DiDonato, Laurent Naouri y Ofelia Sala. En la batuta, Tate se alternará un día con Jonas Alber.

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