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Las cocheras de Vecindario, una encrucijada de seis años

Tanto el Ayuntamiento como la empresa Global meditan el traslado del inmueble a Pozo Izquierdo, pero la actual coyuntura económica sigue prorrogando este complejo asunto

DANIEL HERRERA

Hablar de las cocheras de Global en el enclave urbano de Vecindario es desgranar un complejo asunto cuyas aristas se antojan afiladas ante la actual coyuntura económica. Producto del efervescente expansionismo del sureste grancanario, este inmueble —gestionado en la actualidad por la citada empresa de transportes insular— se fraguó en un descampado alejado de cualquier núcleo poblacional que permitía convertirlo en un espacio ideal para las comunicaciones viarias. Sin embargo, el crecimiento exponencial de Vecindario, convertida ya en la tercera población de la isla rondando los 90.000 habitantes, iba a cambiar por completo el paisaje de Santa Lucía de Tirajana.

De hecho, y ya desde los años 80, las primeras viviendas empezaron a asomarse en los aledaños de este recinto, planificándose varios de estos inmuebles para los trabajadores de la propia compañía de guaguas. En la actualidad, ya hay auténticos condominios rodeando unas cocheras con capacidad para más de 25 guaguas. Y es ahí donde se multiplican las quejas vecinales, ya que en la actualidad un total de 187 personas han esbozado ante los juzgados su malestar ante la actividad nocturna de este punto de abastecimiento.

Quejas vecinales

«A las cinco de la mañana parecen que se ponen de acuerdo para arrancar todos los motores de las guaguas al mismo tiempo», afirma para ABC Roberto Padrón, un santaluceño que sufre todas las noches por el excesivo ruido de los vehículos. «Mi mujer y mis hijos lo sufren y es todo un suplicio», agrega sin tapujos.

Otro vecino, que prefirió no revelar su identidad, reconoce que el problema está «más que presente en la calle» aunque lo que más le duele es que llevan «más de un lustro esperando el translado de estas cocheras y la promesa sigue sin cumplirse».

Vaya por delante que otros ciudadanos, sin embargo, no advierten dichos engorrosos problemas, aunque basta con decir que varias viviendas de las calles Luis de Góngora, Víctor Hugo y Hernán Pérez han tenido que tomar medidas como acondicionar sus ventanas con doble cierre.

«Yo no tengo ningún problema en estos momentos porque he dejado la casa blindada, aunque sí es verdad que hay varias personas de la zona que se han quejado del ruido», desgrana Inés Gutiérrez.

Incluso los trabajadores de Global reconocen que las horas calientes en este espinoso asunto sigue siendo la franja entre las seis y siete de la mañana, donde se produce la salida de las guaguas. «Son varios años de quejas. Aunque siento que se han magnificado un poco las cosas, lo cierto es que esta situación se podría evitar si los empleados pusiéramos de nuestra parte para evitarlo. Algunos abusan del claxon y del encendido de los motores en unos momentos en los que la gente todavía está conciliando el sueño. Aquí hay más de 200 vecinos, pero también es cierto que la empresa es la primera que está dispuesto a marcharse de aquí», argumenta uno de los guagüeros.

Ante los problemas enquistados en la zona, en el pasado 2004 se perfiló la idea de transladar dicha instalación a un espacio ya previsto de Pozo Izquierdo, aunque tanto el Ayuntamiento de Santa Lucía como la empresa se encuentran con serios problemas de liquidez para poder acometer dicha mudanza.

Por un lado, el consistorio ha sufrido los severos recortes presupuestarios impuestos por el estado y el Gobierno de Canarias. Por el otro, Global sigue esperando los 12 millones de euros que le debe el Cabildo en concepto de ayudas al viajero (una cuantía que se contabiliza por las bonificaciones a estudiantes, tercer edad, etc.).

La posición del consistorio

«Desde el ayuntamiento de Santa Lucía se han realizado todos los trámites oportunos para dar respuesta a la solicitud de los vecinos de la cochera sobre el cese de su actividad en el lugar en el que se encuentra ubicada en estos momentos», afirma Dunia González, concejal de Urbanismo.

Según explica, tras la denuncia de varios vecinos, «se inició un expediente de situación de la actividad porque entendemos que no es el lugar apropiado para que se desarrolle esta actividad».

Sostiene la edil de Nueva Canarias que «a principios de este año se le envió el decreto ordenando el cese de la actividad a la empresa, y posteriormente el de clausura y precinto de la misma. Posteriormente la empresa recurrió a través del Juzgado de lo Contencioso quien no notifica la suspensión del acto de clausura y deja que la empresa continúe su actividad». Hasta el momento, y como especifica González, «no se ha resuelto nada en el juzgado, por lo que la empresa continúa ejerciendo su actividad diaria».

«Entendemos que esta situación no se puede alargar en el tiempo, así que paralelamente hemos abierto un proceso de diálogo con la empresa en busca de otro espacio más adecuado para ejercer la actividad, bien sea dentro o fuera del municipio. Ante la respuesta del Contencioso no podemos obligar al cierre de la misma, como así lo hemos hecho, pero esperamos que se resuelva lo antes posible».

Por su parte, Jonathan Domínguez, uno de los vecinos que ha capitalizado gran parte de las quejas colectivas, censuró que el recinto «no tiene la licencia de apertura, por lo que posiblemente no tenga derecho de vado. Incluso tiene puestos para gasoil y neumáticos, con los consiguientes riesgos de incendios. Hay que mirar si, con todo eso, cumplen con los requisitos de seguridad», afirmó. Ahora la pelota está en los juzgados, en concreto en el número 5 de lo Contencioso-Administrativo de la capital grancanaria, aunque la situación parece que va para largo.

Y es que el traslado de dichas cocheras se complica al enumerar su particular inventario: un túnel de lavado de vehículo pesados, dos surtido de gas-oil (con sus respectivos subterráneos de almacenamiento), un depósito de mil litros de combustible con bomba acoplada, una dependencia con tres surtidores de lubricantes, un almacén de bidones y neumáticos, un depósito de productos de limpieza y un grupo electrógeno. A ello hay que añadirle un espacio de aparcamiento para más de 25 guaguas, por lo que, con las telarañas que acumula Global en sus arcas, se dificulta aún más la mudanza. ¿Hay solución para los vecinos?

Hablar de las cocheras de Global en el enclave urbano de Vecindario es desgranar un complejo asunto cuyas aristas se antojan afiladas ante la actual coyuntura económica. Producto del efervescente expansionismo del sureste grancanario, este inmueble —gestionado en la actualidad por la citada empresa de transportes insular— se fraguó en un descampado alejado de cualquier núcleo poblacional que permitía convertirlo en un espacio ideal para las comunicaciones viarias. Sin embargo, el crecimiento exponencial de Vecindario, convertida ya en la tercera población de la isla rondando los 90.000 habitantes, iba a cambiar por completo el paisaje de Santa Lucía de Tirajana.

De hecho, y ya desde los años 80, las primeras viviendas empezaron a asomarse en los aledaños de este recinto, planificándose varios de estos inmuebles para los trabajadores de la propia compañía de guaguas. En la actualidad, ya hay auténticos condominios rodeando unas cocheras con capacidad para más de 25 guaguas. Y es ahí donde se multiplican las quejas vecinales, ya que en la actualidad un total de 187 personas han esbozado ante los juzgados su malestar ante la actividad nocturna de este punto de abastecimiento.

Quejas vecinales

«A las cinco de la mañana parecen que se ponen de acuerdo para arrancar todos los motores de las guaguas al mismo tiempo», afirma para ABC Roberto Padrón, un santaluceño que sufre todas las noches por el excesivo ruido de los vehículos. «Mi mujer y mis hijos lo sufren y es todo un suplicio», agrega sin tapujos.

Otro vecino, que prefirió no revelar su identidad, reconoce que el problema está «más que presente en la calle» aunque lo que más le duele es que llevan «más de un lustro esperando el translado de estas cocheras y la promesa sigue sin cumplirse».

Vaya por delante que otros ciudadanos, sin embargo, no advierten dichos engorrosos problemas, aunque basta con decir que varias viviendas de las calles Luis de Góngora, Víctor Hugo y Hernán Pérez han tenido que tomar medidas como acondicionar sus ventanas con doble cierre.

«Yo no tengo ningún problema en estos momentos porque he dejado la casa blindada, aunque sí es verdad que hay varias personas de la zona que se han quejado del ruido», desgrana Inés Gutiérrez.

Incluso los trabajadores de Global reconocen que las horas calientes en este espinoso asunto sigue siendo la franja entre las seis y siete de la mañana, donde se produce la salida de las guaguas. «Son varios años de quejas. Aunque siento que se han magnificado un poco las cosas, lo cierto es que esta situación se podría evitar si los empleados pusiéramos de nuestra parte para evitarlo. Algunos abusan del claxon y del encendido de los motores en unos momentos en los que la gente todavía está conciliando el sueño. Aquí hay más de 200 vecinos, pero también es cierto que la empresa es la primera que está dispuesto a marcharse de aquí», argumenta uno de los guagüeros.

Ante los problemas enquistados en la zona, en el pasado 2004 se perfiló la idea de transladar dicha instalación a un espacio ya previsto de Pozo Izquierdo, aunque tanto el Ayuntamiento de Santa Lucía como la empresa se encuentran con serios problemas de liquidez para poder acometer dicha mudanza.

Por un lado, el consistorio ha sufrido los severos recortes presupuestarios impuestos por el estado y el Gobierno de Canarias. Por el otro, Global sigue esperando los 12 millones de euros que le debe el Cabildo en concepto de ayudas al viajero (una cuantía que se contabiliza por las bonificaciones a estudiantes, tercer edad, etc.).

La posición del consistorio

«Desde el ayuntamiento de Santa Lucía se han realizado todos los trámites oportunos para dar respuesta a la solicitud de los vecinos de la cochera sobre el cese de su actividad en el lugar en el que se encuentra ubicada en estos momentos», afirma Dunia González, concejal de Urbanismo.

Según explica, tras la denuncia de varios vecinos, «se inició un expediente de situación de la actividad porque entendemos que no es el lugar apropiado para que se desarrolle esta actividad».

Sostiene la edil de Nueva Canarias que «a principios de este año se le envió el decreto ordenando el cese de la actividad a la empresa, y posteriormente el de clausura y precinto de la misma. Posteriormente la empresa recurrió a través del Juzgado de lo Contencioso quien no notifica la suspensión del acto de clausura y deja que la empresa continúe su actividad». Hasta el momento, y como especifica González, «no se ha resuelto nada en el juzgado, por lo que la empresa continúa ejerciendo su actividad diaria».

«Entendemos que esta situación no se puede alargar en el tiempo, así que paralelamente hemos abierto un proceso de diálogo con la empresa en busca de otro espacio más adecuado para ejercer la actividad, bien sea dentro o fuera del municipio. Ante la respuesta del Contencioso no podemos obligar al cierre de la misma, como así lo hemos hecho, pero esperamos que se resuelva lo antes posible».

Por su parte, Jonathan Domínguez, uno de los vecinos que ha capitalizado gran parte de las quejas colectivas, censuró que el recinto «no tiene la licencia de apertura, por lo que posiblemente no tenga derecho de vado. Incluso tiene puestos para gasoil y neumáticos, con los consiguientes riesgos de incendios. Hay que mirar si, con todo eso, cumplen con los requisitos de seguridad», afirmó. Ahora la pelota está en los juzgados, en concreto en el número 5 de lo Contencioso-Administrativo de la capital grancanaria, aunque la situación parece que va para largo.

Y es que el traslado de dichas cocheras se complica al enumerar su particular inventario: un túnel de lavado de vehículo pesados, dos surtido de gas-oil (con sus respectivos subterráneos de almacenamiento), un depósito de mil litros de combustible con bomba acoplada, una dependencia con tres surtidores de lubricantes, un almacén de bidones y neumáticos, un depósito de productos de limpieza y un grupo electrógeno. A ello hay que añadirle un espacio de aparcamiento para más de 25 guaguas, por lo que, con las telarañas que acumula Global en sus arcas, se dificulta aún más la mudanza. ¿Hay solución para los vecinos?

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