EE.UU. no esperaba la elección de Benedicto XVI, un Papa «de transición»

Además, la diplomacia estadounidense define en esos informes a Joseph Ratzinger como un hombre "sorprendentemente humilde, espiritual y fácil de tratar" y, a su parecer, continuaría "la ruta" y se centraría "en Europa".

Por otra parte, fuentes del Vaticano han señalado que la información de Wikileaks son "juicios que reflejan las impresiones de quien las ha redactado", y que, según apuntan, "no reflejan las cosas como son, sino como las han percibido", según informa el diario italiano ' La Repubblica '.

En este sentido, las mismas fuentes destacan que el Vaticano es "una materia difícil" y que muchos diplomáticos encuentran "dificultades" frente a los problemas y temáticas de la Santa Sede.

En los documentos revelados por Wikileaks sobre el Cónclave también se indica que la Embajada de Estados Unidos en la Santa Sede envió un documento de siete páginas a la entonces secretaria de Estado, Condoleezza Rice, acerca del Cónclave o "la elección del nuevo Papa".

En este informe, Estados Unidos consideraba que los cardenales elegirían a alguien "ni demasiado joven ni demasiado viejo", pues no querían "tener pronto otro funeral y otro cónclave" al tiempo que querían "evitar un papado largo como el de Juan Pablo II".

Según los diplomáticos, el elegido sería "una persona razonablemente saludable".

Otro elemento que describe el informe de la Embajada es el de "la habilidad lingúística" y en esta línea, apunta que el nuevo Papa sabría italiano por ser "la lengua oficial de la burocracia vaticana". Así, los americanos no esperaban un Papa "de la Europa Oriental" sino "de America Central o del Sur", según señala el rotativo 'La Stampa'.

Igualmente, los documentos publicados por Wikileaks revelan las cualidades que la embajada de Estados Unidos consideraba que eran "necesarias" para un Papa, como "la experiencia pastoral para demostrar las cualidades humanas", "la experiencia internacional para afrontar las mayores cuestiones de esta era", y la habilidad para ser "un buen comunicador, hábil en el uso de los nuevos medios electrónicos para transmitir el mensaje de la Iglesia de forma clara y potente". B

Por otra parte, la embajada de Estados Unidos en la Santa Sede también consideraba que Benedicto XVI lucharía "contra el secularismo en los Estados Unidos y en otras naciones de Occidente, junto con una debida atención por el mundo en vías de desarrollo" y en particular por América Latina, a razón de "los muchos católicos desilusionados" por la no elección de un Papa latinoamericano.

Además, la diplomacia estadounidense señala que en el Cónclave, el cardenal Joseph Ratzinger "jugaba con ventaja" ya que "durante 23 años de carrera" se había encontrado "con miles de obispos y cardenales en todo el mundo". Por ello, señala que "muchos han pensado no sólo que lo conocían sino que él estaba al corriente de sus problemas eclesiásticos". Los diplomáticos de Washington opinan asimismo sobre el nuevo Pontífice, cuyo papado definen como "la continuidad" del pontificado de Juan Pablo II, y la "ortodoxia católica" y el cual, según matizan "no durará como su predecesor".

Además, Wikileaks ha revelado que la Embajada de Estados Unidos en Berlín señalaba que Alemania y el catolicismo alemán había acogido la elección de Benedicto XVI "con una mezcla de orgullo, reservas y escepticismo" del clero católico sobre la posibilidad de que la elección de Ratzinger beneficiara a largo plazo a la Iglesia alemana.

Según el informe, una persona de la administración de la Conferencia Episcopal habría comunicado a la embajada de Berlín que los jóvenes, "que son hoy más conservadores que los padres", se interesan por las críticas del nuevo Papa hacia el orden social existente pero "difícilmente" pueden compartir una moralidad que reduzca las libertades de las que disfrutan.

En cualquier caso, el informe de Wikileaks asegura que la Iglesia católica alemana, "de la cual Ratzinger está ausente desde hace veinte años", no tendría "particulares privilegios o papeles durante el Papado" a causa de los "conflictos del pasado", y debido a la "preocupación de que Roma busque influir en Alemania" por la presencia de Benedicto XVI.