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28-N

Claves e incógnitas de las elecciones catalanas

El Palau de la Generalitat espera nuevo inquilino. O no. Todo depende de lo que los catalanes decidan el domingo en las urnas de unos comicios con tantas claves como incógnitas

EFE

M. PALAU

La más que previsible abstención, la subida de CiU y la caída libre del tripartito, posición de fuerza del Partido Popular, el papel simbólico de un Joan Laporta con delirios de grandeza... Con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, he aquí algunas de las claves que marcarán la jornada electoral y, por extensión, lo próximos cuatro años de la política catalana.

Montilla y el tercer tripartito

Lo ha repetido por activa y por pasiva: en caso de sumar votos suficientes, el líder del PSC, José Montilla, no repetirá el tripartido. Más o menos lo mismo que dijo hace cuatro años antes de reeditar el “govern de entesa” junto a ERC e ICV-EuiA. Esta vez, sin embargo, es diferente. O eso ha asegurado el líder socialistas en repetidas ocasiones. Otra cosa es que el resto de fuerzas parlamentarias se lo hayan tomado en serio y tanto CiU como Ciutadans dan por hecho que si puede, Montilla volverá a maneja un govern tricéfalo.

El día después de Artur Mas y CiU

No hay encuesta que no de como clara vencedora de las elecciones a la federación nacionalista, por lo que la pregunta no es tanto cuántos escaños le faltarán para llegar a la mayoría absoluta como con quién acabará pactando para poder manejar el parlamento catalán. José Montilla ya ha anunciado que su partido no apoyaría una hipotética investidura de Mas como presidente de la Generalitat, por lo que las únicas opciones que le quedan parecen ser ERC y PPC. De los primeros les distancia la voluntad de los republicanos de convocar un referéndum para la independencia de Cataluña. Con los segundos, el concierto económico del que Artur Mas ha hecho bandera y que la formación que dirige Alicia Sánchez-Camacho rechaza.

El más que previsible batacazo de ERC

No se sabe si, como aseguró Joan Puigcercós, la presencia de Carod Rovira en la campaña hubiese restado votos a ERC, pero seguro que por lo menos hubiese sumado interés y entretenimiento. Sin el vicepresidente trotamundos ondenando la bandera del catalanismo, la cursa electoral de ERC tan solo se ha visto zarandeada por el exabrupto que Puigcercós dedicó a los andaluces. El resto, tan calmo y gris como el resto de la campaña, no parece más que una carrera cuesta abajo hacia el que podría ser el gran tropezón de estos comicios. Y es que, tal y como apuntan los sondeos, los republicanos podrían perder más de la mitad de los votos que consiguieron en 2006 pasando así de los 21 diputados que tienen en la actualidad a 10 o 12.

El PP, ¿tercera fuerza política?

El batacazo de ERC podría tener como resultado no solo la deriva de la formación independentista, sino también la consolidación del Partido Popular como tercera fuerza política del parlamento catalán. La frmación liderada por Alicia Sánchez-Camacho se presenta a sí misma como bisagra de las relaciones Cataluña-España, y en sus manos podría estar facilitar la hipotética investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat.

El efecto Laporta, pólvora mojada

Cual Guadiana político, el nombre de Joan Laporta ha aparecido en esta campaña de forma intermitenete y casi siempre para mal . Los sondeos no se ponen de acuerdo –en algunos obtendría entre un escaño; en otros ni siquiera conseguría entrar en el Parlament-, al ex presidente se le acumulan los escándalos y su supuesta entrada triunfal en el Parlament podría quedar en agua de borrajas. Eso sí: su mera aparición en la escena política ya ha bastado para atomizar el voto independentista y fragmentar la bolsa de votantes de ERC. A esto último también ha contribuido Reagrupament.cat, escisión protagonizada por el ex conseller Joan Carretero que, salvo sorpresa mayúscula, se quedaría a las puertas del Parlament.

La abstención, convidada de piedra

Es el mayor temor de todos los partidos políticos y, según se mire, la culpable de que la campaña se haya convertido en un rosario de videos filopornográficos y caras a caras interruptus . Y es que, según parece, todo vale con tal de llamar a las urnas a unos votantes que, bien servidos de eso que los candidatos han tenido a bien llamar desafección, podrían darle la espalda a los comicios en una proporción cercana al 50% . ¿Las razones? El más que previsible resultado electoral, el agotamiento del tripartito, la desmotivación tras la sentencia del Estatut y, claro, la desafección de los votantes.

La xenofobia, a las puertas del Parlament

Entre las fuerzas llamadas a quedarse a las puertas catalán destaca Palataforma per Catalunya, partido de orientación abiertamente xenófoba que, pese a haber pasado por la campaña catalana sin pena ni gloria, sí que ha conseguido incenciar el discurso de la inmigración. Su líder y candidato, Josep Anglada, es regidor del Ayuntamiento de Vic desde 2003, pero todos los sondeos indican que lo que consiguió a nivel local se le resistirá en la escala autonómica.

¿Conseguirá Ciutadans partido propio?

Los analistas no se ponen de acuerdo en si Albert Rivera “robará” votos al PP o si, por el contrario, conseguirá aglutinar el voto de castigo al PSC, pero lo cierto es que casi todos coinciden en señalar que Ciutadans, partido que entró en el Parlament en 2006, podría conseguir en estos comicios los cinco escaños necesarios para poder formar grupo propio y, por extensión, para poder proponer e impulsar leyes en el parlamento catalán.

La estabilidad de Iniciativa

El tercer vértice del «govern d’entesa» es, curiosamente, el único que no sale perjudicado en las encuestas. No gana escaños ni votantes, pero tampoco pierde, algo que ya es mucho teniendo en cuenta la vehemencia con la que Joan Herrera ha defendido la gestión del tripartito. Si se cumplen los pronósticos, los ecosocialistas se quedarían con los 12 diputados que consiguieron en 2006, aunque también hay quien apunta que Herrera podría aglutinar a parte de los votantes desecantados de PSC y ERC. El caso es que, sin tripartito en el horizonte, el papel de los ecosocioalistas en el Parlament se antoja mucho menos trascendente que hasta ahora.

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