Jugando con fuego
Pyongyang cree haber encontrado la fórmula para solventar todos sus problemas internos y externos: amenazar al mundo
Los recientes acontecimientos entre las dos Coreas manifiestan que Pyongyang cree haber encontrado la fórmula para solventar todos sus problemas internos y externos: amenazar al mundo con su capacidad nuclear; y atacar militarmente, con medios convencionales, a su vecino del sur.
La república socialista de la saga Kim Jong, estancada en actitudes propias de la Guerra Fría, ha aprendido a emplear sus medios militares para obtener ventajas políticas y económicas. Con lo que busca que se escuche su voz en el mundo, sentarse a negociar en condiciones favorables, obtener alimentos para su castigado y paupérrimo pueblo, procurarse ayudas económicas para su maltrecha economía, y desarrollar discrecionalmente su programa nuclear. Se ha acostumbrado a la comedida reacción de Seúl y sus aliados, que procuran por todos los medios evitar una guerra.
Pero es una práctica excesivamente peligrosa. El riesgo no es el lanzamiento de una ofensiva nuclear contra Corea de Sur, donde están desplegados 20.000 soldados norteamericanos, y que le supondría su autodestrucción. Si no que este ritmo de insensatas provocaciones ocasione una escalada bélica convencional con resultados impredecibles para la zona del planeta que reúne al 60% de la población mundial.
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