Las mil caras del abogado estrella

La imputación del abogado Marcos García Montes por un presunto delito de blanqueo de capitales, en el marco de una operación contra una de las grandes redes de tráfico de cocaína entre España y Sudamérica, da una vuelta de tuerca más al personaje. Se le acusa de lavar un millón de euros y aceptar relojes de lujo como honorarios.

García Montes, profesor universitario y con casi 40 años de ejercicio, comenzó defendiendo casos de menudeo. Hoy se ha hecho cargo de algunos de los procesos que más han impactado en la opinión pública en nuestro país en los últimos años. Ha representado al profesor Neira, a Santiago Mainar, en el crimen de Fago; a la madre de Rocío Wanninkhof y a María José Carrascosa, la valenciana encarcelada en Nueva Jersey por el conflicto que mantiene sobre la custodia de su hija. Un abogado-estrella made in Spain .

Se mueve como pez en el agua ante las cámaras. Su singular aspecto, su enorme bigote y su relación con personajes como Carmen Sevilla, Pepe Sancho o Ana Obregón le dan un carácter extravagante. Pero quienes le conocen dicen que es un hombre muy familiar y discreto. Amigo de sus amigos, felizmente casado y con hijos, aseguran que no bebe alcohol y que es una persona muy sana.Aunque también hay quienes afirman que es un vividor capaz de volar a Nueva York en un fin de semana únicamente para comprar chaquetas, que ha estado demasiadas veces cerca del límite y que, quizá por ello, podría haber llegado a cruzarlo.

Uno de los casos más sonados en su trayectoria fue el asesinato de los marqueses de Urquijo, en 1980. Tenía todos los ingredientes para convertirse en un culebrón mediático: una fabulosa fortuna, líos familiares y una fuerte violencia. García Montes defendió a «Rafi» Escobedo, yerno del matrimonio y quien fue condenado a 53 años de cárcel. El 27 de agosto de 1988, «Rafi» fue hallado ahorcado en su celda de la prisión de El Dueso, en Cantabria. Se llevó a la tumba muchas de las incógnitas de un crimen que 30 años después sigue sin estar claro.

Pero si hay una relación que catapultó su carrera es la que mantuvo durante años con José María Ruiz Mateos. A raíz de defender al empresario, se convirtió en el ariete jurídico que necesitaba para airear los casos más sonados de corrupción socialista, desde en el asunto de los fondos reservados al caso Filesa, o a las actividades delictivas de Luis Roldán. García Montes comenzó a personarse como acusación particular contra el felipismo que expropió Rumasa y fue el filtrador oficial de papeles de estos procesos a la prensa. A partir de ahí, alcanzó una notoriedad que le facilitaría juicios más jugosos y lucrativos.

Ahora bien, ¿quién es el auténtico García Montes?: ¿el personaje televisivo?, ¿el abogado pasional?, ¿el letrado sin escrúpulos?, ¿el representante de la farándula?, ¿el padre y esposo?

El abogado protagoniza ahora la polémica. Se le acusa de blanqueo de capitales, cohecho, amenazas y deslealtad. El letrado ya ha prestado declaración ante la juez y ha quedado en libertad, aunque deberá presentarse a las autoridades judiciales el primer día de cada mes, según fuentes de la investigación. Como reza el dicho «abogado, sálvate a ti mismo... si puedes».