HACIENDO AMIGOS

El candidato Puigcercós trata de encarnar el modelo humano de catalán sentencioso y práctico forjado en un biotopo devastado por la voracidad fiscal de un Estado opresor. De lo primero, Cataluña ha dado algunos notables ejemplos. En cuanto a lo segundo, todo apunta a una mala digestión de las teorías de Francesc Pujols, quien escribió convencido de que llegaría el día en que los catalanes lo tendrían todo pagado. Como parece una hipótesis más plausible la del día del Juicio Final que el de la barra libre para los catalanes, la frustración, como diría Pla, es colosal. Se entiende, por tanto, que Puigcercós se crea, en serio, lo que dice sobre las condiciones fiscales de Madrid, Andalucía y Cataluña y de ahí que deduzca la existencia de un Estado opresor donde no hay más que unas expectativas incumplidas, el ideal de Pujols de vivir sin trabajar.

Razona Puigcercós que alguien tenía que decir lo que todo el mundo cree. Puestos a traducir el sentir general, el candidato de ERC debería encajar con cierta deportividad la creencia generalizada de que los políticos —y particularmente los de ERC— no han pegado un palo al agua en su vida. Una de las particularidades de los tópicos es que no dejan títere con cabeza; son, por decir, una bomba nuclear cuya lógica es la autodestrucción. De este modo, todos los inmigrantes son choros, los catalanes, garrapas, los madrileños, chulos y los vascos, los vascos para qué andarnos con tapujos...

El plan que propone Puigcercós sea tal vez la única forma de no ceder cuota de protagonismo ante Laporta y su último fichaje, una actriz de cine para adultos.

Pasa que, por un momento, la obstinación con la que políticos como Puigcercós defendían la hipótesis independentista nos hizo creer que había coherencia y algo más que un plan B. Y no, no hay nada más que una mítica del agravio mezclada con la soberbia de quien representa a un pueblo tocado por la gracia y el talento. Pues de todo hay, por lo que no parece propio dar lecciones sobre el «per» mientras una delegación de ERC se lo gasta en Nairobi pagando el pueblo.