Suu Kyi ofrece diálogo a la Junta Militar

«Creo en los derechos humanos, en el imperio de la ley y en la libertad de expresión. Siempre lucharé por estos ideales y trabajaré con todas las fuerzas democráticas, así que necesito el apoyo de la gente». Aung San Suu Kyi, la mártir de la democracia en Birmania que se ha pasado 15 de los últimos 21 años bajo arresto domiciliario, pronunció ayer su primer discurso tras ser puesta en libertad el sábado por la dictadura militar que dirige con puño de hierro este paupérrimo país del Sureste Asiático.

«La Dama», como es popularmente conocida, regresa a la arena pública visiblemente envejecida tras su confinamiento, pero reforzada en sus convicciones y lúcida en sus reflexiones. Sin embargo, habrá que ver qué papel juega en Myanmar (antigua Birmania) tras la farsa electoral del 7 de noviembre, saldada con un «pucherazo» de los partidos afines a la Junta militar del general Than Shwe.

«Hablemos directamente porque yo estoy a favor de la reconciliación nacional y el diálogo», le propuso la «Mandela de Asia» desde la sede en Yangón (Rangún) de la Liga Nacional para la Democracia, disuelta por el régimen antes de las elecciones. Aunque la premio Nobel de la Paz llamó al boicot de los comicios, algunos miembros escindidos se presentaron con un nuevo partido, Fuerza Democrática Nacional, cuyo líder, Khin Maung Swe, ya le ha tendido la mano por ser la «antorcha de la democracia».

Desafiando al clima de opresión y terror que han impuesto los militares, miles de partidarios de la «Dama» saludaron su primer discurso en libertad con carteles que rezaban «Te queremos, Suu». Suu Kyi ha pasado 15 años aislada en su casa de la avenida de la Universidad, en los que ha estado separada de sus dos hijos y no pudo despedirse de su marido cuando murió de cáncer en 1999,