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LA LUPA

Lo que está en juego

Que los gestores del viaje a Cuba vinculen el viaje del Papa a la falta de inversión social suena a cinismo

alfredo aycart

EL BNG llevó durante los cuatro años del bipartito la vicepresidencia de Asuntos Sociales. Su coordinador general en aquellos tiempos, Anxo Quintana, dirigió durante la pasada legislatura la política social de la Xunta de Galicia con plenos poderes y amplios presupuestos, merced al generoso acuerdo de gobierno con el que el PSOE pagó, a cuenta de todos los gallegos, la imprescindible complicidad nacionalista para sentar en el sitial presidencial al ahora defenestrado Emilio Pérez Touriño.

En esos cuatro años, los responsables del BNG fomentaron las galescolas como centros de instrucción en los principios de su movimiento a los más pequeños; promovieron oficinas de dispensación de preservativos y consejos para una mejor sexualidad adolescente, y primaron todo tipo de asociaciones, agrupaciones, mesas y plataformas encaminadas a la discriminación del castellano en todos los ámbitos Pero en contrapartida, hicieron poco, tirando a nada, por reducir el nivel de pobreza y exclusión en la Comunidad.

Por esa gestión reciente, por ese despilfarro ingente de recursos en tiempos de bonanza en asuntos ajenos a los intereses ciudadanos, carecen ahora de credibilidad las críticas de los diputados nacionalistas a la gestión en la materia desarrollada por el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo.

Que los gestores de los onerosos viajes a Cuba de la cultureta gallega, bien regados en mojitos en hoteles de cinco estrellas para los privilegiados invitados, vinculen ahora el gasto del viaje del Papa a Galicia con la falta de inversión en los más desfavorecidos, suena a cínica componenda, sólo comparable a las denuncias por derroche de los socialistas que ampararon no hace mucho el indigno despilfarro en sillas, coches y estanques.

Pero la carencia de credibilidad de los parlamentarios ahora felizmente en la oposición no puede esconder la realidad que se esconde tras sus diatribas partidistas. Al margen de la inabarcable hipocresía de los sucesores de Quintana y de los herederos de Touriño y valedores de José Luis Rodríguez Zapatero, la congelación de la partida destinada a las ayudas de emergencia social y a la Renta de Integración Social suponen sendas renuncias del ejecutivo autónomo a su obligación de velar por el bienestar de sus administrados.

Ni siquiera la evidente discriminación a la que somete el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a la Comunidad, la onerosa facilidad con que deniega partidas legítimas, dificulta devoluciones y reduce aportaciones justifica el aparente abandono de sus principios de un gabinete regional que dijo apostar por un cambio en las prioridades durante su toma de posesión. Si es incapaz de mantener sus compromisos, puede que el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo se esté jugando algo más que el prestigio de su presidente o el crédito de su partido. Puede que se esté jugando incluso el apego ciudadano a la propia institución.

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