Los forenses piden tres pruebas para fijar la edad

Cada vez que un joven extranjero llega a España de forma irregular, sea en patera, cayuco o escondido en un camión, se plantea el mismo problema: la necesidad de determinar si es o no menor de edad. Lo habitual es que se recurra a la llamada prueba de la muñeca y a un examen odontológico, pero con frecuencia ni siquiera así es posible llegar a una conclusión. Los forenses consideran necesario que se hagan al menos tres pruebas a estos jóvenes indocumentados y que la decisión final la adopte un juez o un fiscal.

Esta es una de las recomendaciones incluida en un documento de buenas prácticas consensuado entre los Institutos de Medicina Legal de España, que ayer se presentó en unas jornadas organizadas por el Defensor del Pueblo. El objetivo es poner en marcha un protocolo de actuación común para superar las «deficiencias» detectadas por esta institución, según explicó la defensora del Pueblo en funciones, María Luisa Cava de Llano. Los forenses proponen que, en caso de duda se lleve a cabo una exploración general y una entrevista al supuesto menor, un examen radiológico del carpo (hueso de la muñeca) y otro odontológico; si no se logran «resultados contundentes» debe hacerse un estudio de la clavícula.

«La identificación del presunto menor debe hacerse de forma fehaciente», señaló el director del Instituto de Medicina Legal de Murcia, Rafael Barón. «Son métodos sujetos a grandes variaciones, pero es la única metodología que existe y, si hay que utilizarla, debe hacerse bien». Estos especialistas explican además que, dada la complejidad de esta averiguación, «se le debe conceder el tiempo suficiente» y «evitar su asignación a los servicios forenses en funciones de guardia». Pero ¿de cuántos menores estamos hablando? La cifra es un misterio, dada la política comunicativa de Interior respecto a estos jóvenes. Según la memoria de la Fiscalía, el año pasado llegaron a España 475 menores en cayuco o patera. Los expertos insisten en que el número es muy superior.