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El distrito de Salamanca cumple 150 años

El distrito de Salamanca festeja siglo y medio de vida desde que fuese imaginado sobre el papel por el ingeniero Carlos María de Castro. En sus seis barrios viven 147.000 personas

CARLOTA FOMINAYA

Los confines de la ciudad no siempre estuvieron dónde hoy los situamos. Hace 150 años se produjo una ampliación urbanística que marcó un punto de inflexión en la capital: la configuración de lo que hoy conocemos como el distrito de Salamanca, y que se remonta a mediados del siglo XIX. Esa historia se puede seguir leyendo en sus calles, a través de sus edificios y de sus líneas urbanas. Pero también se ha podido observar en tres exposiciones que bajo la organización de la Junta del Distrito han tenido lugar en el Centro Riojano, el Hotel Wellington y el centro comercial ABC Serrano. Y también podrá seguirse a través de un libro de próxima presentación, del periodista de la Cadena Cope, Ángel del Río, y el fotoperiodista Raúl Cancio, que trazará la historia y futuro de dos de sus calles principales: Serrano y Jorge Juan.

Los confines de la ciudad no siempre estuvieron dónde hoy los situamos. Hace 150 años se produjo una ampliación urbanística que marcó un punto de inflexión en la capital: la configuración de lo que hoy conocemos como el distrito de Salamanca, y que se remonta a mediados del siglo XIX. Esa historia se puede seguir leyendo en sus calles, a través de sus edificios y de sus líneas urbanas. Pero también se ha podido observar en tres exposiciones que bajo la organización de la Junta del Distrito han tenido lugar en el Centro Riojano, el Hotel Wellington y el centro comercial ABC Serrano. Y también podrá seguirse a través de un libro de próxima presentación, del periodista de la Cadena Cope, Ángel del Río, y el fotoperiodista Raúl Cancio, que trazará la historia y futuro de dos de sus calles principales: Serrano y Jorge Juan.

Fue ahora hace 150 años cuando el distrito de Salamanca se configuró como una de las zonas que surgían al amparo del ensanche de Madrid, redactado por el ingeniero Carlos María de Castro y aprobado por Real Decreto del 19 de julio de 1860. Hasta esa fecha, según explicó a ABC el comisario de las exposiciones, Rafael Gili, lo único destacable de este distrito era parte de la nueva barriada de Recoletos, situada dentro de la cerca fiscal que envolvía la ciudad y formada por el antiguo convento de los Agustinos, y la primera plaza de toros (extramuros); así como la Quinta de la Fuente del Berro, junto al arroyo Abroñigal. Ahora, en ese «sueño» urbanístico residen 147.000 personas.

A golpe de tiralínea

Este «ensanche», como popularmente se le llamó a partir de entonces, iba a suponer multiplicar por tres las dimensiones de la antigua ciudad o, lo que es lo mismo, pasar de ser una ciudad de 800 hectáreas de superficie a otra, más moderna y funcional, de 2.294 hectáreas. Así, a golpe de tiralíneas surgieron los barrios de Salamanca, de Chamberí, Vallehermoso, Retiro, Delicias y la Arganzuela, y a los que por efecto «parasimpático» se añadirían los de Argüelles y Alfonso XII, edificados sobre antiguas posesiones de la Corona.

Atendiendo a los criterios de zonificación social del anteproyecto, el barrio de Salamanca se configuró como un barrio residencial para gentes acomodadas, buena parte de ellas pertenecientes a las clases altas y medias de la ciudad, lo que sin duda contribuyó a formar su imagen, estética y fisionomía y, también, en gran medida, a configurar una personalidad singular con un acentuado dinamismo comercial y económico, «hasta el punto de generarse una identidad con pautas socioculturales propias y un auténtico sentimiento de arraigo entre sus vecinos», determina Rafael Gili.

«Distrito de Buenavista»

La importancia del Barrio de Salamanca, continua Gili, ya fue notoria a los pocos años de comenzar las obras de construcción de las primeras edificaciones. «El tipo de arquitectura, de viviendas, de portales, miradores y torreones, denotaba el carácter señorial y principal de la barriada, junto con el tipo de comercios, servicios e instalaciones e infraestructuras que allí cristalizaban». «Pronto Madrid comenzó a mirarse en el barrio de Salamanca, y cuando en la capital destacaba algo también tenía resonancia en buena parte de las ciudades y pueblos de España», añade.

Por el barrio, primero organizado administrativamente como «Distrito de Buenavista», pasaron aristócratas,financieros, comerciantes, artistas, escritores, toreros y otros vecinos anónimos; en sus calles, junto a los comercios y mercados tradicionales, floreció un comercio especializado en el lujo y el glamour que todavía hoy perdura, pero también en la creciente demanda de los sectores profesionales en alza y de una incipiente clase media que se consolidaría después de la posguerra.

Origen de la «Milla de Oro»

Esta inercia comercial es la que hizo posible que algunas décadas después se asentase lo que se ha venido en llamar la Milla de Oro de Madrid. Desde el principio, los comercios abrieron sus puertas en las calles más espaciosas y elegantes del barrio, sobre todo, en las situadas en el cuadrante delimitado por el Paseo de la Castellana y Príncipe de Vergara, con las calles de Juan Bravo y Jorge Juan, siendo quizá la calle de Serrano la que acabó concentrando, ya no sólo las firmas más prestigiosas, sino también un comercio muy dinámico y selecto. 1

«En el barrio de Salamanca había de todo: moda, arte, ocio, ciencia, cultura y también toros, pues los grandes cosos madrileños siempre estuvieron en el distrito, junto a principales instituciones culturales, cines, parques como la Fuente del Berro, y hasta el primer parque de atracciones que tuvo la ciudad se inauguró aquí, los llamados Campos Elíseos. No faltaban tampoco hospitales, asilos, esbeltas y monumentales iglesias y grandes colegios que hoy son auténticas instituciones en la ciudad», asegura Gili.

Personajes célebres

Gracias a las imágenes que se han podido ver en las exposiciones, y que tendrán reflejo en nuevos libros y actos culturales, se ha podido saber que por sus calles, comercios, cafés o teatros era frecuente ver a célebres personajes como Bécquer, tres premios nobeles como Juan Ramón Jiménez, Ramón y Cajal, y Camilo José Cela, políticos como Cánovas del Castillo o Castelar, poetas como Rubén Dario, Miguel Hernández y Lorca, filósofos como Ortega y Gasset, médicos y académicos como Gregorio Marañón, y aristócratas y financieros como José de Salamanca, que fue uno de los grandes promotores del barrio que en justa medida se le dio su nombre.

Pero la historia del distrito está viva. Por ello, incide Rafael Gili, «sigue mostrando a día de hoy el esplendor de antaño, gracias a las energías latentes que siempre promueven la renovación y modernización del distrito, para hacerlo más vivible y situarlo en el sitio que le corresponde dentro de esta gran ciudad».

Fue ahora hace 150 años cuando el distrito de Salamanca se configuró como una de las zonas que surgían al amparo del ensanche de Madrid, redactado por el ingeniero Carlos María de Castro y aprobado por Real Decreto del 19 de julio de 1860. Hasta esa fecha, según explicó a ABC el comisario de las exposiciones, Rafael Gili, lo único destacable de este distrito era parte de la nueva barriada de Recoletos, situada dentro de la cerca fiscal que envolvía la ciudad y formada por el antiguo convento de los Agustinos, y la primera plaza de toros (extramuros); así como la Quinta de la Fuente del Berro, junto al arroyo Abroñigal. Ahora, en ese «sueño» urbanístico residen 147.000 personas.

A golpe de tiralínea

Este «ensanche», como popularmente se le llamó a partir de entonces, iba a suponer multiplicar por tres las dimensiones de la antigua ciudad o, lo que es lo mismo, pasar de ser una ciudad de 800 hectáreas de superficie a otra, más moderna y funcional, de 2.294 hectáreas. Así, a golpe de tiralíneas surgieron los barrios de Salamanca, de Chamberí, Vallehermoso, Retiro, Delicias y la Arganzuela, y a los que por efecto «parasimpático» se añadirían los de Argüelles y Alfonso XII, edificados sobre antiguas posesiones de la Corona.

Atendiendo a los criterios de zonificación social del anteproyecto, el barrio de Salamanca se configuró como un barrio residencial para gentes acomodadas, buena parte de ellas pertenecientes a las clases altas y medias de la ciudad, lo que sin duda contribuyó a formar su imagen, estética y fisionomía y, también, en gran medida, a configurar una personalidad singular con un acentuado dinamismo comercial y económico, «hasta el punto de generarse una identidad con pautas socioculturales propias y un auténtico sentimiento de arraigo entre sus vecinos», determina Rafael Gili.

«Distrito de Buenavista»

La importancia del Barrio de Salamanca, continua Gili, ya fue notoria a los pocos años de comenzar las obras de construcción de las primeras edificaciones. «El tipo de arquitectura, de viviendas, de portales, miradores y torreones, denotaba el carácter señorial y principal de la barriada, junto con el tipo de comercios, servicios e instalaciones e infraestructuras que allí cristalizaban». «Pronto Madrid comenzó a mirarse en el barrio de Salamanca, y cuando en la capital destacaba algo también tenía resonancia en buena parte de las ciudades y pueblos de España», añade.

Por el barrio, primero organizado administrativamente como «Distrito de Buenavista», pasaron aristócratas,financieros, comerciantes, artistas, escritores, toreros y otros vecinos anónimos; en sus calles, junto a los comercios y mercados tradicionales, floreció un comercio especializado en el lujo y el glamour que todavía hoy perdura, pero también en la creciente demanda de los sectores profesionales en alza y de una incipiente clase media que se consolidaría después de la posguerra.

Origen de la «Milla de Oro»

Esta inercia comercial es la que hizo posible que algunas décadas después se asentase lo que se ha venido en llamar la Milla de Oro de Madrid. Desde el principio, los comercios abrieron sus puertas en las calles más espaciosas y elegantes del barrio, sobre todo, en las situadas en el cuadrante delimitado por el Paseo de la Castellana y Príncipe de Vergara, con las calles de Juan Bravo y Jorge Juan, siendo quizá la calle de Serrano la que acabó concentrando, ya no sólo las firmas más prestigiosas, sino también un comercio muy dinámico y selecto. 1

«En el barrio de Salamanca había de todo: moda, arte, ocio, ciencia, cultura y también toros, pues los grandes cosos madrileños siempre estuvieron en el distrito, junto a principales instituciones culturales, cines, parques como la Fuente del Berro, y hasta el primer parque de atracciones que tuvo la ciudad se inauguró aquí, los llamados Campos Elíseos. No faltaban tampoco hospitales, asilos, esbeltas y monumentales iglesias y grandes colegios que hoy son auténticas instituciones en la ciudad», asegura Gili.

Personajes célebres

Gracias a las imágenes que se han podido ver en las exposiciones, y que tendrán reflejo en nuevos libros y actos culturales, se ha podido saber que por sus calles, comercios, cafés o teatros era frecuente ver a célebres personajes como Bécquer, tres premios nobeles como Juan Ramón Jiménez, Ramón y Cajal, y Camilo José Cela, políticos como Cánovas del Castillo o Castelar, poetas como Rubén Dario, Miguel Hernández y Lorca, filósofos como Ortega y Gasset, médicos y académicos como Gregorio Marañón, y aristócratas y financieros como José de Salamanca, que fue uno de los grandes promotores del barrio que en justa medida se le dio su nombre.

Pero la historia del distrito está viva. Por ello, incide Rafael Gili, «sigue mostrando a día de hoy el esplendor de antaño, gracias a las energías latentes que siempre promueven la renovación y modernización del distrito, para hacerlo más vivible y situarlo en el sitio que le corresponde dentro de esta gran ciudad».

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